Es recurrente la lista de genios del fútbol que jamás ganaron un Mundial: de Di Stéfano a Cruyff, de Puskás a Eusebio, Best, Zico, Platini, Van Basten y un montón de nombres del fútbol actual (quizás con Cristiano Ronaldo y Neymar a la cabeza) que quizás merecieron la Copa del Mundo, pero jamás la conquistaron.
Todos los nombres propios del primer párrafo levantaron al menos una Liga en sus carreras, así que la lista de futbolistas que nunca alzaron un trofeo doméstico es más escueta, selectiva y menos lujosa: aquí aparecen los nombres de Lineker o Griezmann, de Gerrard (que con el Liverpool lo ganó todo… menos la Premier), de Sócrates o de Reus y sus siete subcampeonatos, incluso de Fernando Torres, que vistió camisetas de éxito (Atlético, Liverpool, Chelsea o Milan) y lo ganó todo con España… pero jamás levantó una Liga.
Pero, ¿y la lista de jugadores que jamás ganaron un título? Por supuesto, hay muchos. Miles de ellos. Pero con cierto renombre aparecen apenas unos 'mitos locales' que bien desarrollaron sus carreras en clubes modestos (el caso de Di Natale en Italia, por ejemplo) o en un solo club (Matt LeTissier y su eterna etapa en Southampton, Julen Guerrero en el Athletic). Por eso llama tanto la atención el caso de Harry Kane, un delantero que a sus 30 años (los siete últimos entre los 'nueves' más destacados del mundo) todavía no ha tocado un solo trofeo.
Temprana desazón
El ariete de Walthamstow inició su 'gafe' mucho antes de convertirse en uno de los grandes artilleros del fútbol moderno, cuando aún era un proyecto en la academia del Tottenham Hotspur (a la que llegó con 11 años tras ser descartado por la del Arsenal por sobrepeso). En enero de 2010 debutó como internacional con la selección sub'17 (jugó el Torneo Algarve de Portugal) e iba a ser uno de los fijos en el Europeo de aquel verano… pero no fue convocado debido a una enfermedad: Inglaterra ganó el campeonato (por cierto, a la España de Alcácer, Deulofeu, Bernat, Jesé y compañía).
Desde entonces, ha ido buscando el éxito colectivo que hiciera justicia a la individua. Rozó la gloria en dos ocasiones: la Champions de 2019 y la Eurocopa de 2021. En la primera de ellas, logró llevar a los 'spurs' a la final del Bernabéu (tumbó al Dortmund, al City y al Ajax), pero, a los dos minutos, -gol de Salah- todo se torció y la 'Orejona' se fue para Liverpool. En la segunda, con Inglaterra (máximo goleador histórico de la selección, con 62 tantos en 89 partidos)… además, en Wembley y en la final ante Italia: en la tanda decisiva, Kane marcó su penalti, pero la 'Azzurra' ganó por 3-2.
Su salida hacia el Bayern parecía al fin el pasaporte definitivo: los bávaros acumulaban 11 títulos de Liga consecutivos y no se quedaban en blanco desde la 10/11. Pero el 'gafe' de Kane pudo con todo: nada más aterrizar en Múnich, perdió la Supercopa ante el Leipzig (3-0); cayó contra todo pronóstico ante un Tercera (el Saarbrücken) en los dieciseisavos de final de la Copa; vio cómo el Leverkusen, un equipo con el que nadie contaba a comienzos de curso, reventaba los pronósticos y la clasificación para conquistar su primera Bundesliga; y comprobó cómo la 'magia' del Bernabéu aplastaba sus sueños (fue sustituido en el 84 y Joselu marcó en el 88 y en el 91).
Le ha vuelto a suceder: ha cumplido con creces en lo individual, con 44 goles y 12 asistencias en 45 partidos (36 de ellos en la competición doméstica, a cinco del récord de Robert Lewandowski con un solo partido por disputarse), pero lo colectivo ha vuelto a salirle cruz. El inglés espera desconectar rápido de un curso aciago en la Eurocopa de Alemania, donde este verano los 'Three Lions' son los máximos favoritos (junto a Francia) para alcanzar su primer título desde 1966… el primero en la vida de su delantero titular.