El mercader italiano Marco Polo es uno de los viajeros más conocidos mundialmente por los relatos que se le atribuyen por su a Asia oriental. No obstante, Ibn Battuta es considerado «el gran viajero del siglo XIV al superar con creces en aspiraciones, distancia, conocimiento y aprendizaje a Marco Polo».
Así lo manifestó el doctor en Historia Moderna y guía turístico en Toledo, Felipe Vidales, en la charla 'Ibn Battuta: El Alter Ego de Marco Polo', que ofreció en la sala de conferencias de la Biblioteca de Castilla-La Mancha, ubicada en el Alcázar de Toledo. Esta conferencia complementa la exposición 'Marco Polo y la literatura de viajes en el VII centenario de su muerte (1324-2024)', localizada en la sala 'Borbón-Lorenzana' hasta el 16 de febrero.
Felipe Vidales consideró que Ibn Battuta no ha tenido el mismo reconocimiento que Marco Polo, "tuvieron éxitos distintos y eso que son casi contemporáneos". A su juicio, miraron al mundo de distinta manera y lo recorrieron con distintos propósitos.
«Mientras que el veneciano buscaba, ante todo, abrir nuevas rutas comerciales, el tangerino completaba un viaje de aprendizaje a medio camino entre lo espiritual y lo lúdico», explicó el historiador durante su intervención en la conferencia.
Origen de Ibn Battuta.
En este sentido, informó de que nació en 1304 en una familia acomodada economicamente y fue servidor del sultán Abu Inán. También, comentó que empesó a viajar desde los 21 años con el único objetivo de ir a la Meca. Además, añadió que fue un intelectual y que sus viajes se dividen entre el 'hajj' (peregrinación islámica) y el Grand Tour (viajes de aprendizajes) de los siglos siguientes. «Ambos compartieron algunos años de vida, recorrieron itinerarios idénticos y escribieron sobre ello», apuntó el historiador.
En opinión de Vidales, uno y otro son las dos caras de una misma moneda, la de los viajes de exploración medievales y el contacto de pueblos y personas distintos que ayudaron a ensanchar la visión que se tenía del mundo.
Por ello, señaló que para entender al uno, es bueno también conocer al otro y así poder entender lo que ambos suponen hoy para la historia de los viajes en la Europa cristiana y en el mundo islámico.
Por sus viajes y relatos no es casualidad que los aeropuertos de Venecia y de Tánger lleven hoy los nombres de estos dos viajeros que casi coinciden en ese mar Mediterráneo en un tiempo en el que unía más de lo que separaba.