Ascensos elevados en algunas de las producciones agrícolas más importantes, ligeros aumentos en las producciones ganaderas, subida generalizadas de los precios -con excepción destacada de los cereales- y costes en medios de producción ligeramente a la baja fundamentalmente por los descensos en energía, lubricantes y fertilizantes. Estos serían los factores más importantes que han constituido en el último año las claves para el incremento de la renta agraria, un 12,8% en moneda corriente, en un periodo plagado además de movilizaciones de protesta por pérdida de rentabilidad y las exigencias comunitarias para producir, frente a una caída del 5%-6% en la campaña anterior. Este repunte no oculta sin embargo el deterioro que ha sufrido la renta real en las últimas décadas, un 14% desde 2003 y un 3% por debajo de las cifras de 1990, apunta COAG con datos de Atocha.
Y, como siempre sucede en la actividad agraria, los resultados van por barrios. Año negro para los cerealistas, malo en término de valor total para vino, aceite o plantas industriales y nuevamente negativo para el subsector del ovino, que sigue en vías de extinción a pesar de una leve mejoría de los precios. El Ministerio de Agricultura hizo su segunda evaluación de la renta agraria al mes de marzo por la que se reafirma el comportamiento de un ejercicio en positivo en el que también siguió a la baja la evolución del número de activos.
Desde la perspectiva de las producciones, la actividad agrícola registró un ajuste del 12,2% consecuencia de la climatología adversa que afectó muy especialmente al vino, aceite y cereales. En el vino la caída fue del 21% sobre la campaña anterior con solo unos 32 millones de hectolitros. En el aceite de oliva, la sequía y la falta de agua para riegos redujo la cosecha en un 58% hasta unas 670.000 toneladas, mientras para este año se prevé una cosecha también baja con menos de 800.000 toneladas. En los cereales la producción cayó más del 40% hasta solo poco más de 10 millones de toneladas.
En este contexto de producciones con ofertas a la baja por la sequía, los precios, y en consecuencia los ingresos, ha habido comportamientos muy desiguales. En la parte más positiva se halla el aceite de oliva, cuyas cotizaciones se incrementaron en casi un 70%, lo que provocó una caída de la demanda de casi el 30%, aunque una parte muy importante de los consumidores se mantuvieron fieles a su compra. Frente a una subida media superior al 11%, destaca la caída de los precios de los cereales en un 26% lo que, sumado a la bajada en volumen, se ha traducido en una año ruinoso para los cerealistas, cuyos ingresos cayeron más del 50% respecto al año anterior.
En las producciones ganaderas hubo más estabilidad, con un descenso medio de solo un 2,2%; en la parte más alta el ovino, con el 12%, seguido del bovino con el 5,3% y el porcino con un 3,5% por los problemas para mantener ventas en el mercado chino. Hubo estabilidad en la producción de leche y cabe destacar el aumento en la oferta en pollos del 5,2%. Los huevos se mantienen en positivo con un aumento del 2%. En lo que se refiere a las cotizaciones ganaderas, subieron en una media de casi un 16% donde destaca el incremento del 28% en los huevos, del 22% en leche y del 19% en el porcino. En conjunto, el valor final de las producciones ganaderas se incrementó en más del 13%.
Consecuencia de todo ello -rendimientos y precios-, el valor de las producciones agrarias registró la cifra récord de 65.513 millones de euros, frente a los 63.000 del ejercicio anterior. De ese volumen de ingresos, 36.200 salieron de las producciones agrícolas, con 2.900 millones que corresponden a los cereales, 1.100 a cultivos industriales -especialmente remolacha-, 2.800 millones a plantas forrajeras, más de 13.000 millones a hortalizas, 11.500 a frutas, 900 a la patata, 1.100 millones al vino y 2.500 millones al aceite.
En cuanto a las producciones ganaderas, su valor ascendió a 27.600 millones de euros, de los que 11.500 correspondieron a la porcino, 3.800 al bovino de carne, 1.220 al ovino, 3.220 a la avicultura de carne, 5.230 a la leche y 2.300 los huevos.
Costes de producción.
La tercera pata a la hora de configurar la renta en la actividad agraria viene determinada por los costes intermedios o costes de producción que en el último ejercicio registraron un ajuste del 4,3%, descendiendo hasta los 32.268 millones de euros.
Según los datos manejados por la Administración, solo se registró un incremento en el volumen de los mismos del 1,4%, con un 7,5% en la compra de fitosanitarios y del 3,8% en fertilizantes, mientras se reducían otras demandas como las de semillas y plantones en un 2,5% y se estabiliza la demanda de energía y lubricantes. Los precios registraban una subida media del 5,6%, especialmente por el 10% registrado en las semillas, mientras caían en el entorno del 30% los precios de la energía y de los lubricantes.
En conjunto, los gastos medios en medios de producción se redujeron en un 4,3%. Traducido a euros, ascendieron a 32.268 millones de euros, de los que las semillas supusieron 1.40O millones, 2.484 millones de energía y lubricantes, 2.090 por los fertilizantes, 1.570 por la compra de fitosanitarios y, entre otros, los más de 18.000 millones en la compra de piensos, con un incremento de precio de solo el 1,5% por la caída en las cotizaciones de los cereales. El importe de los consumos intermedios se incrementó en un 51% en los últimos 10 años y el 117% en los últimos veinte años, según cifras manejadas por COAG.
La cuarta pata en la formación de la renta viene determinada por el importe de las subvenciones, que registraban un incremento del 4,5% hasta superar los 7.000 millones de euros y donde a la cifra de las ayudas PAC se sumaron otras extraordinarias como las ligadas a la invasión de Ucrania por su impacto sobre los precios de las materias primas y otros 574 millones para compensar las subidas de gasóleo y fertilizantes.
El resultado fue un incremento de la renta agraria en moneda corriente del 12,8% y una subida real del 7,2% -descontada la inflación-, pasando de 28.746 millones de euros en moneda corriente a 32.433 millones con una renta real por ocupado de 16.465 euros, que supone un incremento del 12,4%.
Sin embargo, según COAG en base a datos de Agricultura, la renta de este año está un 3% por debajo de los niveles de 1990, lo que supone que en los últimos 20 años el sector ha perdido un 14% de su renta real. En términos de activos, UTAs, en el último año los mismos se redujeron de 850.000 a solo 811.000 con un descenso en los últimos 20 años de más de 200.000, ajuste que se mantiene en la actualidad con dominio de salidas frente a incorporaciones directas de profesionales, abriendo totalmente la puerta a la entrada de grandes corporaciones.