El proceso desamortizador del siglo XIX en España, hizo que la mayor parte de los pueblos de la provincia de Toledo, sufrieran la devastadora consecuencia de la desaparición de inmuebles históricos, de obras de arte y desgraciadamente de decenas de archivos y bibliotecas. En otra ocasión nos ocupamos en estas líneas de las consecuencias de la desamortización de Madoz en los conventos toledanos y hoy nos quedamos en la localidad de Cobisa, donde como no podía ser de otra forma, también se desamortizaron decenas de propiedades. Concretamente vamos a recordar las fincas que pertenecieron a los llamados entonces bienes nacionales, es decir aquellos bienes de titularidad pública y que en su mayor parte pertenecieron al Ayuntamiento de Cobisa. La mayor parte de las fincas fueron rústicas, si bien alguna casa o molino también fue puesto en venta por parte de la comisión desamortizadora.
En el Boletín Oficial de Ventas de Bienes Nacionales de la Provincia de Toledo, podemos rastrear las ventas y adjudicaciones de algunos de los inmuebles que salieron a subasta o venta. Por ejemplo, en el boletín del 18 de enero de 1863, encontramos la venta de una casa en Cobisa, que había pertenecido a la capellanía del Niño número 3, ubicada en la calle Real y barrio de Cantarranas, de estado ruinosa, de 1.542 m2, compuesta de cocina, bodega, cuadra, pajar, patio y corral con pozo en el patio. En ese momento esta arrendada a Martín Gómez por 250 reales y su precio de venta era de 6.250. En el mismo boletín aparece otra casa procedente de una memoria que fue fundada en la iglesia de San Nicolás, ubicada también en la calle Real número 4, la cual estaba en ruinas y con una extensión de 712 m2. El arrendador antes de la subasta era Lucio de Ávila. Correspondiente a los curas y beneficiados de Cobisa encontramos otra casa que también se subastaba, situada en el barrio del conde, que tenía una extensión de 1.397 m2, con cocina, dos cuartos, sala, pajar, cuadra, cámara, patio y corral con pozo y pila, con un precio de venta de 751 reales. Encontramos también fincar rústicas publicadas en este boletín, como la aparecida el 27 de febrero de 1863, descrita como un huerto en el sitio llamado Barrio del Conde, que había pertenecido a la cofradía de Ánimas de Cobisa, con una extensión de media fanega, medio celemín y cuatro estadales. La tenía arrendada temporalmente Melitón Díaz por 10 reales. En el paraje del Tinto aparece una era empedrada, que procedía de la capellanía del Niño y que ocupaba una extensión de 248 m, estando arrendada el citado Melitón por 10 reales. También las monjas del convento de Santa Úrsula de Toledo poseían algunas fincas en Cobisa que también les fueron desamortizadas, como, por ejemplo, una tierra en el sitio de la Pozuela, de 6 fanegas y 20 estadales de extensión, la cual estaba arrendada a Gumersindo Aguado en 50 reales. De igual forma hemos localizado una tierra que perteneció al Instituto de Segunda Enseñanza de Toledo, conocida como Avilés, de 3 fanegas y 7 celemines que se tenía arrendada a Basilio Fernández. En 1865 otra tierra de 11 fanegas y 10 celemines que procedía del hospital de San Juan Bautista (es decir el Hospital Tavera) fue adjudicada a Manuel Muro de la Hornilla, vecino de Toledo. En el boletín de ventas del 23 de abril de 1866, se publicita un terreno labrado conocido como la Dehesilla, procedente del concejo, con una capacidad de 136 hectáreas o 290 fanegas. Y en el boletín del 1 de agosto de 1866, citamos una tierra denominada Ayada de la Fuente, procedente de la capellanía de Francisco Alcocer Lobato, otra conocida como Detrás de la Huerta, de 3 fanegas, una denominada la Capellanía, de 6 fanegas y 6 celemines, otra denominada Aza de Mora de 15 fanegas, procedente del Patronato de Toledo y otra llamada Aquitinillo de 2 fanegas.
Encontramos algunas fincas que, en su descripción o ubicación, nos aportan pequeños datos sobre la historia de Cobisa, tan falta de documentación que nos ayude a esclarecer el pasado de esta interesante localidad. Es el caso de un olivar llamado Pozo de la Nieve, que nos está informando que posiblemente muy cerca de esta finca había un pozo para encerrar nieve, de los varios que hubo en nuestra provincia. Este olivar fue tasado en 23.110 reales y lo compró Vicente Leonardo. Una tierra conocida como la Atalaya, que compró Felipe Sánchez, quizá nos hable de alguna torrecilla o atalaya que pudo haber cercana a este paraje. El ya citado Cabildo de Curas y Beneficiados además de la casa mencionada, poseía un cercado llamado 'Casa de la Fantasma', con unas 1.200 cepas, un nombre muy evocador que quizá provenga de alguna leyenda fantasmal o hecho acontecido en aquel paraje.
Aparecen muy pocas fincas urbanas, como indicábamos, entre las que destacamos una casa con molino aceitero que se tasó en 36.910 reales y que compraron a medias Manuel Ornilla y Andrés Muro. Encontramos otra casa ruinosa de 8.250 reales y otra más contigua a las eras del pueblo, que compró Manuel de Ornilla. El convento de las comendadoras de Santiago o de Santa Fe, también poseía tres casas en Cobisa, una de ellas quizá el molino aceitero citado más arriba, las cuales habían sido donadas por don Diego y doña María de la Palma. Una propiedad que perteneció a los capellanes de Coro de la catedral de Toledo, fue una hacienda en Cobisa, la que se componía de casa principal, molino de aceite, almacén y oficinas en el sitio del Juego de Pelota. Y en el callejón del Toledano –también en Cobisa- poseyeron los mismos capellanes de Coro cinco casas o inmuebles. Y también propiedad de estos capellanes era la carnicería local de Cobisa, y la «oficina que sirve para puestos públicos de la Abastecería», así como 1.661 olivas y 79 fanegas de tierra. Todas estas propiedades se encontraban arrendadas a Aniceto Díaz por una cantidad de 3.500 reales al año.
Algunas de las personas que arrendaron estas fincas fueron Tomás Pérez (vecino de Toledo), Mateo Martín Vasco (vecino de Toledo), Valeriano Pérez, Francisco Carranza (vecino de Madrid), y Jacinto Blasco (vecino de Puente del Arzobispo). Como pueden comprobar, estos cinco rematantes no eran vecinos de Cobisa y como ocurrió en una buena parte de nuestras localidades, muchos de estos propietarios simplemente especularon con las compras de estas tierras ya que no solo se adquirieron a un precio mucho más bajo del de mercado, si no que en algunos casos los titulares no pagaron la totalidad de las mensualidades a las que se habían comprometido por lo cual el erario público dejó de ingresar miles de reales, que era la intención primera de este proceso desamortizador, un proceso que tanto en Cobisa como en el resto de España, no surtió los efectos deseados por múltiples cuestiones, entre ellas, el poco control por parte del estado de las ventas y arrendamientos que se produjeron durante aquellos años.