La concejal de Obras del Ayuntamiento de Toledo, Loreto Molina, tiene todavía grabada en su memoria la imagen de hombres adultos llorando al ver flotando en el agua los recuerdos y posesiones de una vida tras la DANA que asoló Toledo hace un año y que provocó importantes inundaciones en Azucaica. Por esa razón, y «aunque va por delante que respetamos profundamente árboles y animales», quiere anteponer evitar nuevos potenciales daños para los vecinos. De ahí que en el proyecto del arenero del arroyo Lazo que el Ayuntamiento está ejecutando a la entrada del barrio, se estén talando «lo pinos estrictamente necesarios para hacer la obra».
Esta tala de pinos suscitó el pasado viernes las críticas vecinales y del Grupo Municipal Socialista. La Asociación La Candelaria, que ya se opuso previamente a la eliminación de árboles, criticó que se hayan talado 18 ejemplares más de los que recogía el proyecto. Por su parte, la socialista Marta Medina ha vuelto a criticar otro «arboricidio» del Gobierno de Carlos Velázquez, a quien ha criticado la falta de transparencia e información, y las mentiras a los vecinos en este ámbito.
Molina reitera que «hay que anteponer siempre los potenciales daños que sufren las personas de Azucaica» y se pregunta si las críticas vienen de personas que no han sufrido en sus carnes las inundaciones. Porque «para poder ejecutar el arenero y evitar esos daños, hay que quitar esos árboles».
Son los estrictamente necesarios, apunta, y su cifra no viene recogida en la memoria del proyecto. Eso sí, Molina reitera el compromiso con los vecinos del propio Carlos Velázquez de plantar dos árboles por cada uno de los talados.
Más información. Más allá, la concejal comprende que los vecinos puedan querer más información, así que va a intentar facilitar un encuentro entre La Candelaria y los técnicos de Tagus, para que estos le den las explicaciones oportunas. Dado que esta semana hay consejos de participación, posiblemente ya será para la siguiente, la del día 23.
Pero «no nos gusta talar un árbol si no es por una causa justificada, por un problema de enfermedad en el árbol, riesgo para las personas o, en este caso, para poder ejecutar una infraestructuras que va a poder evitar daños a las personas». Entiende que la Asociación de Vecinos, que conoce mejor que nadie el problema del arroyo, entenderá la actuación.