A dos de los ocho linces ibéricos liberados en Los Montes de Toledo se les ha quedado pequeña esta comarca, hasta el punto de que han alcanzado en sus correrías las regiones de Extremadura y Madrid. Así lo han confirmado fuentes de Iberlince, la entidad que gestiona este proyecto europeo Life para la reintroducción del felino en el medio natural.
Hay que señalar que todos los ejemplares soltados, a los que se sumarán otros ocho en la comarca monteña este año, cuentan con un collar GPS que permite controlar sus movimientos. Gracias a este dispositivo, se pudo seguir la trayectoria de los machos Kahn y Kentaro, que fueron liberados en el término municipal de Mazarambroz procedentes de un centro de cría de Portugal.
En el caso de Kahn, inició desde un primer momento sus desplazamientos hacia el Oeste, utilizando zonas pertenecientes a los términos municipales de Menasalbas y San Pablo de los Montes.
Posteriormente el macho de lince ibérico siguió su desplazamiento alcanzando el río Tajo en las cercanías de la localidad de Las Herencias, prosiguiendo su camino por el Sur de la provincia de Toledo, llegando a la comarca de La Jara.
Al cabo de unos días, Kahn se adentró en la provincia de Cáceres. Acto seguido se informó a los responsables de programa Life+ Iberlince en Extremadura, los cuales han continuado con la monitorización del animal en sus desplazamientos por la comunidad extremeña, donde actualmente se encuentra.
La distancia por la que se ha desplazado este animal supera los 185 kilómetros desde su zona de liberación en la provincia de Toledo.
En el caso del otro ejemplar, optó por viajar al Norte. Durante algunos días, Kentaro estuvo merodeando las inmediaciones de la ciudad de Toledo, para después proseguir su camino de forma paralela al curso del río Tajo, aunque a cierta distancia de dicho cauce. Este itinerario hizo que el macho pasara por la Comunidad de Madrid por el término municipal de Aranjuez, aunque en este caso no se ha quedado allí y ha continuado su desplazamiento por tierras castellanomanchegas próximas al límite con la región vecina. En este caso la distancia de desplazamiento de Kentaro desde la zona de suelta es superior a los 100 km.
Colonias conectadas.
Fuentes de Iberlince señalan que estos recorridos son habituales para un lince, al ser un animal acostumbrado a recorrer una media de 25 kilómetros en una jornada. Así, se han detectado recorridos similares de linces ubicados en Ciudad Real, que en sus correrías han alcanzado provincias andaluzas como Jaén. El aspecto más positivo que destacan de la aventura de estos dos animales es el de la capacidad que han demostrado para sortear obstáculos creados por la mano del hombre, como autovías o carreteras, sin haber sufrido ningún percance.
Otro aspecto beneficioso que tiene la costumbre del lince de moverse por amplias zonas es que esto mantiene interconectadas distintas colonias de lince, lo que contribuye a la supervivencia de la especie en su conjunto.
El principal motivo que explica los largos desplazamientos del lince ibérico es su búsqueda de zonas de alimento en las que poder establecerse un tiempo. Esto puede ser compatible con su retorno al lugar de origen de su trayecto una vez pasado un tiempo tras estas exploraciones.