Se veía venir desde hace tiempo y la firma del tratado Unión Europea-Mercosur hace unos días ha sido el detonante para lo que parece que va a ser una nueva oleada de movilizaciones de agricultores y ganaderos si no hay soluciones a sus problemas. Aunque este lunes solo fueron dos las organizaciones agrarias que convocaron la concentración -ASAJA y COAG-, el malestar en el sector es patente y Cooperativas Agro-alimentarias de España, aunque no se personó en el Ministerio como organización, apoyó a todos los que quisieron plantarse delante de Agricultura.
La gélida mañana de inicio de semana en Madrid se fue calentando poco a poco con la llegada de centenares de agricultores (mil, según la delegación del Gobierno; 5.000 según los organizadores) que hicieron de lemas como 'Stop Mercosur' y 'Mercosur y la UE asfixian al campo español' su banda sonora para protestar por unas políticas comerciales que hacen que el campo «muera cada día un poco más». Una concentración frente a la sede del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación con la que las organizaciones profesionales agrarias ASAJA y COAG, apoyadas por Cooperativas Agro-alimentarias y otros colectivos como la Real Federación Española de Caza (RFEC), vuelven a la calle meses después.
Llegaron desde todos los rincones del país y muestra de ello es que el agricultor almeriense Juan Garrido (62 años) no dudó en montarse el domingo por la noche en un autobús para estar puntual participando en la concentración. Hay «motivos y motivación» para ello, según señaló, porque cree que las administraciones, «especialmente la Unión Europea», les están dejando «solos». Lo dice, en concreto, por los acuerdos de libre comercio en virtud de los cuales se dejan entrar alimentos que «no cumplen nuestros requisitos» mientras los agricultores europeos «no podemos usar productos que en otros lugares sí están permitidos». Son políticas que les llevan a sufrir «competencia desleal» y «una muerte anunciada» del campo.
Vuelta a la calle - Foto: SERGIO PEREZEn una línea similar se expresó el joven agricultor y ganadero palentino Ismael Barrera (34 años), quien es consciente de que el campo le da «para vivir» pero «trabajando 365 días y atendiendo a muchas exigencias». Asegura que sus antepasados podían vivir «con 40 hectáreas» del campo y «ahora necesitas 400». Quiere seguir, «a pesar de todo», con el negocio porque el sector agrario le «encanta».
Muchas voces femeninas también se hicieron notar en este acto de protesta, como es el caso de la agricultora Inmaculada Idáñez, quien cultiva tomates cherrys en invernadero. Apuntó que los acuerdos de libre comercio entre la UE y terceros países les afectan «mucho» porque no se igualan condiciones de producción, ni costes, ni exigencias normativas entre ambos bloques. Es una «desigualdad total» y cree que pactos como el sellado con Mercosur revelan que la agricultura es utilizada como «moneda de cambio» por otros sectores económicos como el de la automoción. Los que ya están en la actividad «tendremos que sobrevivir», pero afectará «aún más a la llegada de relevo generacional».
Son tres testimonios de los muchos que este lunes se dieron cita en Madrid y en el que el rechazo al acuerdo UE-Mercosur fue, sin duda, el protagonista, con críticas a la Comisión Europea y al Ministerio de Agricultura por su apoyo. Con abucheos y gritos de «¡Fuera!», los manifestantes han mostrado su disgusto con la posición de España mientras coreaban consignas como «El campo no se vende, se defiende».
Vuelta a la calleValoraciones.
El presidente de ASAJA, Pedro Barato, precisó que no están en contra del acuerdo con Mercosur, sino de su «contenido», y echó en falta la inclusión de las «cláusulas espejo» (reciprocidad en las normas) para poder competir con las mismas reglas de juego. El responsable de ASAJA puso de ejemplo el impacto en sectores como la ganadería, el arroz y el azúcar, y pidió al ministro de Agricultura, Luis Planas, que les convenza de unas «bondades» del acuerdo que no ven «por ningún sitio». Barato mencionó otras cuestiones pendientes para el campo, como una nueva gestión del lobo, del agua y de los seguros agrarios. Además, el presidente de la organización agraria habló de la posibilidad de que países como Francia, Polonia o Irlanda ejerzan una «minoría de bloqueo» para que este acuerdo no se produzca.
El secretario general de COAG, Miguel Padilla, lamentó que la Comisión Europea no apoye más a la actividad agraria, a lo que se había comprometido tras las elecciones europeas. «Lo que más nos sorprende es que, siendo España un país con un peso importantísimo en la agricultura y la ganadería, el Gobierno español sea uno de los máximos impulsores, junto con el de Alemania, de este acuerdo, cuando nos perjudica tanto», subrayó. Aparte de criticar el pacto con Mercosur, Padilla alertó de la desaparición de producciones españolas ante la amenaza que supone la entrada de tomates de Marruecos o de cereal de Ucrania, del impacto de la sequía en España y de otros problemas.
Por parte de Cooperativas Agro-alimentarias, su presidente, Ángel Villafranca, señaló que han trasladado a la Comisión Europea que este acuerdo con Mercosur «no defiende la agricultura y la ganadería española». Aunque las cooperativas no eran convocantes de la protesta, Villafranca quiso mostrar el apoyo a sus socios que forman parte de las organizaciones agrarias y que «necesitan tener seguridad en sus explotaciones para que sean rentables». «Necesitamos las mismas condiciones ante cualquier producto que venga de fuera», afirmó el responsable, que además reclamó estabilidad, una política hídrica que garantice el agua y una mesa de negociación «para hablar de los problemas reales que tiene la agricultura ganadería y no hacer las cosas a espaldas del sector».
Por su parte, Planas quiso mostrar su «absoluto respeto» por las movilizaciones, pero aclaró que contempla el acuerdo como «una gran oportunidad para España y para la Unión Europea», ya que se podrá ampliar el mercado de exportaciones a países que suponen más de 260 millones de personas. Además, descartó que las protestas vayan a generalizarse como ocurrió a principio de año, aunque las organizaciones agrarias convocantes sostienen lo contrario.
Planas incidió, además, en que todos los productos que sean importados desde Mercosur tendrán que atenerse «estrictamente» a los reglamentos europeos, igual que los que se producen en España. Algo difícil de creer teniendo en cuenta que países como Argentina o Uruguay ya manifestaron que algunos de esos requisitos eran básicamente imposibles de cumplir para sus agricultores en la actualidad. «No entra un solo producto en la Unión Europea que no cumpla el reglamento comunitario y tampoco va a ser este el caso», dijo Planas. Este tipo de declaraciones son chocantes si se tiene en cuenta, por ejemplo, que desde diversos países americanos llegan productos transgénicos que no se pueden cultivar en la UE.
No será mañana.
En cualquier caso, el texto del acuerdo recoge plazos como los de la importación libre de aranceles en cinco años de un contingente de 180.000 toneladas de aves de corral o la entrada gradual a lo largo de cinco años para las concesiones al etanol y al arroz del Mercosur. En cuanto a los productos que exporta la UE, la apertura afecta al vino, a las bebidas, al aceite de oliva, el chocolate y los lácteos. Desde el sector español manejan plazos que se pueden alargar diez años.
Por otra parte, según las cooperativas, en el caso de que se aplique el acuerdo habría que ver si los protocolos de exportación se implantan para todo el bloque o hay que negociar «país por país». «Sobre el papel, no le vemos las oportunidades», afirman desde Cooperativas Agro-alimentarias.
En cualquier caso, Mercosur era la principal reivindicación, pero no la única. «Unos precios justos en origen; una verdadera política hidráulica que vertebre y optimice los recursos; una gestión racional que permita la convivencia del lobo con la explotaciones ganaderas; unas incorporaciones de jóvenes que permitan el relevo generacional o un sistema de seguros agrarios acorde a las necesidades del campo han sido reivindicaciones que han estado presentes y que siguen sin cumplirse a pesar del paquete de 43 medidas que el Ministerio puso en marcha el pasado mes de abril y que se ha demostrado claramente insuficiente», manifestaron los convocantes.
Reivindicaciones de los convocantes de la protesta.
1.Rechazo al acuerdo con Mercosur y suspensión del ya vigente con Marruecos
Los agricultores españoles y europeos mantenemos una oposición unánime a las negociaciones en curso con Mercosur. La firma de un acuerdo comercial con los países del Mercosur al comienzo del mandato de la nueva Comisión Europea representa un golpe definitivo para la agricultura y ganadería europeas.
Exigimos la suspensión del acuerdo de libre comercio UE-Marruecos tras conocerse la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en la que se confirma este acuerdo viola el derecho internacional por vulnerar, en particular, los principios de autodeterminación y del efecto relativo de los tratados, al no prestar su consentimiento el pueblo del Sáhara Occidental.
2.Preferencia comunitaria y cláusulas espejo
Recuperar el principio de preferencia comunitaria frente a las importaciones sin control que no cumplen las normas comunitarias, regulando el mercado para lograr unos ingresos justos para los agricultores. Exigimos que todos los productos que entren de terceros países se equiparen a los estándares de producción de la Unión Europea.
3.Plan de Choque ante el incremento de los costes de producción
El incremento continuado de los costes laborales y de la maquinaria, así como los altos costes de los factores de producción (energía, fertilizantes, semillas, fitosanitarios, etc.), está teniendo una importante repercusión en la renta de los productores agrarios en general. Por ello solicitamos al Gobierno de España la elaboración de un Plan de Choque, con implicación de los ministerios de Agricultura, Trabajo, Economía y Hacienda, para establecer medidas específicas y de vigilancia de los oligopolios que controlan los insumos del sector agrario.
4.Plan de ayudas
En la presente campaña cerealista, a pesar de ser calificada a nivel global como positiva, los rendimientos han sido bajos para compensar los altos costes de producción. Esto unido a unos bajos precios al productor hace que el sector se encuentre en una profunda crisis, después de soportar dos campañas desastrosas marcadas por una fuerte sequía. Urgen medidas de choque como ayudas directas, financiación a coste cero, aplazamiento de amortizaciones de préstamos y exenciones fiscales y de seguridad social.
5.Reforma de la PAC
Ante la apertura de los debates para la reforma de la actual PAC, planteamos una PAC común y fuerte con una simplificación real, una regulación de los mercados y un presupuesto más elevado.
6.Agua y sequía
Es imprescindible apostar por una política hidráulica con inversiones en construcción y modernización de infraestructuras de transporte y almacenamiento, que permita mejorar la gestión de los recursos hídricos y la eficiencia en el uso del agua. Así, es necesaria una apuesta decidida por el agua a nivel político que incluya todas las fuentes posibles fruto de una estrategia consensuada entre administraciones; el agua no puede seguir siendo el arma arrojadiza entre distintas siglas políticas.
Para los sectores y territorios más afectados por la sequía seguimos reivindicando líneas de financiación bonificadas y ayudas directas para aquellas explotaciones que ven amenazada su viabilidad económica. Se demanda la puesta en marcha de un Decreto de Sequía o medidas normativas similares que vengan a auxiliar con ayudas directas a las explotaciones de los territorios en los que se mantiene y se está produciendo esta situación de sequía meteorológica en el presente ejercicio 2024, que además se arrastra de años anteriores.
7. Exclusión del lobo del LESRPE