El II Elite Training Camp, impartido por Sandra Sánchez y Jesús del Moral, dio comienzo este jueves en una sala del polideportivo José Ángel de Jesús Encinas con 11 karatecas del más alto nivel y de distintos países como Francia, Puerto Rico, Grecia, Colombia y Hungría.
Algunos de los participantes han trasladado sus impresiones a los medios de comunicación. La colombiana Valentina Zapata ha señalado que «aquí hemos perfeccionado determinados aspectos. Me ha gustado que en esta primera parte nos hemos centrado en un solo kata». Quería venir a Talavera a entrenar con Sandra Sánchez y Jesús del Moral porque «son los mejores del mundo». Es subcampeona de los Juegos Panamericanos y su objetivo para este año es ganar la Seria A y revalidar su título de campeona centroamericana.
Por su parte Roberto Rey, de la selección de Puerto Rico aunque residente en Miami, aseguró sin tapujos que «no pensé que me iban a matar» ante la dureza de la sesión. Aunque reconoció que «he aprendido mucho, lo que me motiva más para cuando llegue a casa». Aspira en este 2024 a la medalla en los Juegos Centroamericanos; también disputará la Serie A y los Panamericanos.
La campeona olímpica de kata, Sandra Sánchez se congratulaba por el éxito de esta iniciativa, tanto, que «estamos preparando el tercero».
A pesar de la dureza de los entrenamientos, los participantes se muestran absolutamente entusiasmados ante las lecciones de Sandra Sánchez y Jesús del Moral: «Siempre les decimos que van a sufrir, pero esperamos que el último día tengan la sensación de que llevan muchas cosas en la mochila».
El concejal de Deportes, Antonio Núñez, quien hizo entrega de un recuerdo de cerámica a los karatecas, declaró que «no solo como concejal, sino también como deportista, contar con un 'training camp' de este nivel me llena de satisfacción y seguiremos apoyando esta iniciativa».
Por otro lado, el edil ha resaltado la buena marcha de la retirada de las invitaciones para la entrega del Marca Leyenda a Sandra Sánchez el próximo miércoles en el Victoria: «Vamos a llenar el teatro». Mientras, la karateca confiesa sentirse nerviosa, sobre todo, porque «nadie me quiere contar nada» del acto.