Los trabajadores de Barber urgen a cubrir bajas y vacaciones

Á. de la Paz
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La labor que los empleados en situación de incapacidad temporal dejan de hacer recae en el resto de la plantilla

La movilización se celebró en la entrada de la residencia Barber. - Foto: David Pérez

Los trabajadores de la residencia de mayores Barber reclaman celeridad a la Junta de Comunidades para cubrir las bajas y las vacaciones. Una concentración de protesta, celebrada a las puertas del recurso asistencial, reivindicó la prestación de un servicio de calidad con la plantilla suficiente tanto en este geriátrico como en los de Talavera y Torrijos, también adscritos a la Administración regional.

La residencia de Barber clama por la falta de sustituciones en caso de enfermedad y libranzas. El comité de empresa explica que el servicio de limpieza cuenta con dos trabajadoras en situación de baja reciente y otras tres, empleadas como auxiliares de enfermería, bajo la misma contigencia desde el pasado octubre. «Esto genera una sobrecarga en el resto de la plantilla, que han de asumir el esfuerzo que los compañeros de baja no pueden acometer», denuncia María Jesús Esteban, presidenta del cuerpo que representa a la fuerza laboral de estos recursos.

Además de Barber, Esteban clama por la falta de personal en las residencias de Talavera y Torrijos. «Aquí [en Barber] no hay tanta falta de personal porque hay una planta entera cerrada por obras; pero en el momento en que esté abierta, habrá la misma falta que en las otras», asegura.

La mano de obra insuficiente empeora el servicio asistencial en los tres geriátricos y aleja el objetivo de la calidad. En el caso de Toledo, donde el problema detectado no surge tanto de la carencia de trabajadores sino de las dificultades para rotarlos, se insiste en la importancia de que el personal pueda descansar los días necesarios y no tenga que asumir la sobrecarga que generan las incapacidades temporales de los ausentes.

En Barber trabajan 23 personas destinadas a las labores de limpieza, además de 27 auxiliares de enfermería. También hay cocineros y ordenanzas.La cifra de residentes es de unos 60 usuarios. Sin embargo, «cuando la planta cerrada reabra, se esperan más de un centenar de usuarios», detalla.

Las dificultades observadas en Torrijos y Talavera, donde se necesita «mucha plantilla», datan de 2017, según el comité de empresa. Entonces, «se redujeron» los planteles en ambos centros.

La escasez de recursos humanos dificulta la asistencia debida. «El nivel de dependencia de los residentes ha aumentado cuando las plantillas siguen igual», relata Esteban. La creciente longevidad se relaciona con peores cuadros de autonomía. La mayor proporción de «grandes dependientes» supone un reto añadido.

«No se puede consentir que un residente desayune a las 11.30 horas y se tome las pastillas a esa hora, pero luego tenga la comida a las 13.00 horas con su correspondiente medicación», añade.

Los empleados descartan la posibilidad de huelga. «No podemos dejar de trabajar: no podemos tener a los residentes en la cama y sin comer», indica Esteban. En cualquier caso, las movilizaciones continuarán. El exceso de esfuerzo que implica tener menos efectivos de los deseados afecta a la vida personal y familiar de los trabajadores, también a su estado físico y psicológico. El comité de empresa relaciona el estrés con más bajas.

Por su parte, Gustavo Fabra, presidente de la junta de personal funcionario de la provincia llama al Gobierno regional a «reconstruir los servicios públicos» y asegura que el Estado del bienestar no admite «demoras ni recortes».