Es difícil saber cómo sería la ciudad de Toledo sin la aportación que realizó durante su vida Damián García-Lozoya. Lo que es seguro es que la misma sin él habría sido diferente. Por si alguien no le conoce, aunque es complicado no hacerlo, se puede decir que durante años dirigió una de las empresas especializadas en obra civil referentes en la ciudad, la que lleva el nombre de su padre: 'Construcciones Antolín García Lozoya SA'.
Después de dirigir este legado y plasmarlo en innumerables obras en Toledo, así como en otras partes del país, Damián fallecía este pasado mes de septiembre a los 88 años de edad. Además del legado citado que ha dejado en cuanto a su empresa y lo construido por ella, Damián García-Lozoya siempre se ha caracterizado por ser colaborador en grandes y pequeñas causas de apoyo a desfavorecidos y necesitados, todo ello desde el prisma de la humildad.
Esta radiografía que la mayoría de los toledanos conocen sobre su figura ha permitido que el Ayuntamiento de Toledo haya decidido dedicarle la calle Covarrubias a su nombre a título póstumo. Sería complejo elegir una sola vía para este propósito teniendo en cuenta que Damián, sus hermanos, hijos o trabajadores han participado en multitud de labores en otras calles de la ciudad. Sin embargo, el entorno de Covarrubias y de la plaza de toros tiene un sentimiento especial. Así lo afirma su hija Mayte García-Lozoya.
«Nosotros hemos vivido siempre en el barrio de la plaza de Toros, de hecho nuestra casa y las oficinas están ubicadas aquí, es la zona en la que hemos vivido, hemos crecido tanto a nivel familiar como empresarial y pasear por esta calle supone sentirla como nuestra», apunta Mayte. A partir de ahora este reconocimiento hará esta ubicación aún más especial para la familia.
La propia hija de Damián revela que la familia de su padre desciende de Gálvez, pero que pese a ello su padre siempre les ha inculcado un sentimiento diferente hacia Toledo. «Siempre hacía un seguimiento de todas las obras que abordábamos, se las conocía todas, era muy exhaustivo y minucioso, pero las que hacíamos en Toledo tenían un seguimiento aún más milimétrico por su parte», señala. Un afán por hacer bien las cosas en Toledo que Damián se lo ha transmitido a sus hijos, ya que «él llevaba a la ciudad por bandera» y eso les ha llevado no sólo a sentirla igual, sino a respetarla «y a formar parte de la vida activa de Toledo». De ahí que no sólo para Mayte, sino para toda la familia un reconocimiento de estas características les suponga una inyección de «orgullo, felicidad, respeto y gratitud».
De hecho, el reconocimiento a su memoria alcanza tal dimensión que Mayte cuenta como anécdota el momento en el que el alcalde Carlos Velázquez le llamó por teléfono para comunicarle la distinción. «Me quedé paralizada, pero literalmente, no podía contestar de la emoción que sentía. El alcalde no hacía más que decirme: «Mayte, Mayte …¿estás ahí?». No podía articular palabra de la emoción» relata. Una conversación que fue casi imposible de continuar por el conjunto de sentimientos que se amontonaron en los pensamientos de Mayte al tener el fallecimiento de su padre tan reciente, y que acabó -vuelve a narrar- con el envío de un SMS a Velázquez para poder expresar, ahora sí, sus agradecimientos por la distinción en la calle Covarrubias.
Una dedicación especial hacia Damián García-Lozoya que sólo se verá reconocida físicamente en esta calle de la ciudad, pero que de manera intangible ya lo ha hecho él mismo con las innumerables intervenciones que ha realizado, como la mejora de la carretera del Valle o la entrada a Toledo desde Madrid con la escultura ecuestre de Alfonso VI, tal y como destaca su hija Mayte tras este reconocimiento.