Desde sus primeros toques de balón en su infancia, Rocío Lucena ya estaba destinada a enamorarse del fútbol de una manera que sólo el destino podría haber concebido. Con el paso del tiempo, se ha convertido en la insignia del CD Toledo Femenino.
Desde sus inicios, la pelota se convertiría en su compañera inseparable, un vínculo que perdura a lo largo de los años, y que aún sigue latiendo un fervor inquebrantable por el deporte rey, una pasión que la impulsa a seguir adelante, a desafiar los límites y a alcanzar nuevas metas.
Su historia comenzó en las calles del barrio de Valparaíso, «entrenando con los amigos en secreto». Allí, entre risas y desafíos, Rocío forjaba los cimientos de su juego. Un dominio, una destreza que no pasó desapercibida, «me vio un entrenador y me fichó, y al año siguiente me llama un equipo femenino de fútbol sala donde estuve un par de años».
Rocío Lucena, el corazón del fútbol femeninoPero como todas las grandes historias, la de Rocío Lucena estaba destinada a dar un giro inesperado, a abrir un nuevo capítulo en el libro de su vida. Después de bailar con la pelota bajo sus pies es el parqué del fútbol sala, llegaría el momento de dar el salto hacia lo desconocido, de explorar nuevos horizontes. «Comencé en el fútbol once, en el CD Guadamur Femenino», declara Lucena, donde se calzó las botas de tacos, dispuesta a conquistar nuevos territorios en el vasto campo de fútbol tradicional.
Esta toledana encontró un lugar donde plasmar sus sueños y aspiraciones, un escenario que se convertiría en casa. En casa, porque en el año 2019, «El CD Toledo se apunta al fútbol femenino. El club verde absorbe al actual CD Guadamur Femenino, que pasará a jugar en el Anexo al Salto del Caballo con su camiseta y su escudo», destacaba en la crónica J. M. Loeches en este diario.
«Cinco años» con la elástica verde. Un recorrido a pasos agigantados, «muy repentino todo, porque jugaba desde pequeña en el colegio y se me vino todo encima. Me llama un equipo femenino de fútbol sala, también la Selección. Y en mi primer año en fútbol once también me llama la Selección. No sé si suerte o casualidad, pero aproveché la oportunidad».
Una travesía en el CD Toledo escrita con trabajo, dedicación y superación. Con cada partido, ha dejado una huella imborrable en el corazón del equipo y los aficionados. Al ser la primera jugadora en alcanzar la marca de 100 partidos, no solo ha demostrado su habilidad en el campo, sino también su compromiso y lealtad al club, «a pesar de tener ofertar de otros clubes de categorías mayores».
Su evolución la ha convertido en un pilar fundamental, porque a su llegada al club «apenas jugaba, era muy pequeña, y poco a poco fui introduciéndome más en el equipo y logramos ascender. He conseguido dar un salto de calidad, y coger poco a poco responsabilidad».
En la ciudad, hablar de fútbol femenino es hacerlo de Rocío Lucena. «Recibo muchos mensajes de niñas que también quieren jugar. Además, yo entreno a una niña que también tiene muchas ganas de jugar con nosotras... al final gusta», declara la jugadora del CD Toledo. «Lo que yo sentía hacia alguien, que eso lo sientan hacia mí es un orgullo. Y eso me hace estar muy contenta», añade.
Rocío se ha convertido en el mundo del fútbol en un símbolo de la lucha de la mujer en el deporte. A través de su pasión y determinación, ha desafiado estereotipos y ha demostrado que las mujeres tienen un sitio legítimo en el fútbol. Con su ejemplo inspira a otras jóvenes a perseguir sus sueños y a nunca rendirse ante las adversidades.
Su pasión la combina con los estudios de enfermería, pero ante todo, «sin meta, llegar hasta donde pueda. Al final esto es para disfrutar». Y ahí está la clave.
El crecimiento del CD Toledo Femenino es un reflejo del cambio de paradigma en el mundo del deporte. «Creo que en comparación con otros años, sí que se ha intentado mirar más por nosotras, incluir más el fútbol femenino, sin embargo, sí que es verdad que no es cierto que el trato hacia el masculino sea el mismo. Quiero decir, bastante diferente. Al final, el primer equipo masculino es considerado así, primer equipo, y nosotras somos como un equipo más. ¿Qué es mejor que otros años? Sí, pero no es igual que el masculino», declara Lucena.
Lo cierto, es que cada vez más mujeres están derribando barreras y la ciudad está experimentando un renacimiento.
Rocío Lucena no solo es una gran jugadora, sino también un símbolo de crecimiento y el éxito del fútbol femenino en Toledo.