La elecciones al Parlamento Europeo celebradas hace apenas tres meses supusieron un hito en este tipo de citas, puesto que fueron las primeras en las que el sector primario tuvo un peso específico importante en los programas de los diferentes partidos. Cierto es que, según lamentan las organizaciones agrarias, parece que esos programas quedaron en un cajón apenas unos días después de los comicios, cuando la inesperada aprobación de la polémica Ley de Restauración de la Naturaleza dejó a los profesionales del campo con un palmo de narices.
El caso es que el Ejecutivo que vuelve a presidir Ursula von der Leyen está a pocos días de nombrar a sus comisarios, un equivalente a los ministros del Gobierno español. Y hay dos carteras, la de Agricultura (obviamente) y la de Medio Ambiente, que tienen mucha influencia en las políticas que afectarán a agricultores y ganaderos el próximo lustro. Los responsables de las organizaciones agrarias han pedido que esos nombramientos se traduzcan en una Política Agraria Común (PAC) que ponga a los profesionales en el centro y garantice sus ingresos frente a las exigencias ambientales. Y es que los requisitos relacionados con la conservación de la naturaleza están poniendo en jaque la rentabilidad de las explotaciones, dado que en demasiadas ocasiones se diseñan sin tener en cuanta su impacto en la actividad agropecuaria.
Teresa Ribera, vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico de España, es una de las candidatas a ocupar uno de esos comisariados. Pedro Barato, presidente de ASAJA, ha expresado al respecto el sentir de la mayor parte del sector: «A mí me preocuparía mucho que esta señora tuviera responsabilidad sobre la agricultura europea». En unos días se sabrá quién manejará los designios del campo europeo durante los próximos cinco años.