El Ayuntamiento de Toledo acaba de nombrarle Hija Adoptiva de Toledo. ¿Qué supone para usted este reconocimiento de esta envergadura?
Para mí es una satisfacción muy grande y estoy enormemente agradecida a Toledo porque me reconozca como hija suya, por el cariño que tengo yo también a la ciudad, donde vivo desde hace más de cincuenta años y he sido muy feliz.
¿Qué le movió a meterse en política cuando cumplía 40 años?
La ilusión de ayudar a que la democracia saliera adelante en España. Participar en la política en aquellos años se identificaba con colaborar con el inicio de la democracia. Era algo que sentíamos muy necesario y que nos llenaba de entusiasmo a todos los españoles.
¿Por qué de la mano de Unión de Centro Democrático (UCD)?
Porque era un partido de centro y porque era el proyecto político liderado por Adolfo Suárez. Adolfo Suárez era compañero de Bachillerato de mi marido, lo conocíamos y sentíamos una gran admiración por él. Pero también me metí en política por la idea de centro en sí, que siempre ha sido la idea política que yo he tenido.Fue un partido con mucho éxito en la Transición...
¿Estaba unido este partido de centro a pesar de las distintas familias políticas que lo formaban?
En aquel momento sí estaba unido. Teníamos todos la ilusión de colaborar en la construcción de la democracia y en eso estaban de acuerdo todas las familias políticas que convivían en el partido. Luego ya… hubo sus problemas, pero al principio nos unía a todos una meta común que era muy necesaria para España.
En esa legislatura de 1979 únicamente hubo seis mujeres en la Cámara Alta, con lo que la presencia femenina en política era muy reducida. ¿Cómo lo vivió?
Es que estábamos empezando en aquel momento a funcionar como una democracia y a las mujeres siempre nos ha sido más difícil abrirnos paso. Recuerdo que, en un acto militar al que asistí en Toledo, siendo senadora, el General Director de la Academia me dijo que era la primera vez que una mujer participaba en un acto ocupando lugar en la Plaza de Armas de la Academia de Infantería. Afortunadamente, hemos avanzado mucho desde entonces. Lo que sí puedo decir es que, aunque éramos pocas senadoras, nuestra labor parlamentaria no fue distinta ni de menos importancia que la de nuestros compañeros senadores.
La Transición fue un momento crucial y tuvo sus momentos duros. ¿Cómo la recuerda?
Sí, hubo muchos momentos difíciles en la Transición. Fueron los años más duros del terrorismo de ETA. Día sí y día también nos teníamos que enfrentar a los asesinatos de víctimas inocentes por la banda terrorista. La democracia hizo frente a la amenaza del terror, pero no debemos dejar caer en el olvido todo lo que sufrimos los españoles aquellos años. Recordarlo es la mejor manera de honrar la memoria de las víctimas de aquel horror y de evitar que vuelva a suceder.
También recuerdo, en el plano personal, porque formé parte de la comisión parlamentaria que se creó para su investigación, la catástrofe de la intoxicación por aceite de colza desnaturalizado que causó la muerte a centenares de personas y dejó graves trastornos y secuelas en muchas más.
¿Cómo vivió el intento de golpe de Estado?
El intento de golpe de Estado fue un momento muy duro. Fue una época en la que vivíamos la política con mucha ilusión y el intento de golpe de Estado fue un mazazo importante. Yo estaba en Toledo y viví aquellas horas con mucha preocupación, como todos los españoles, no solo por la amenaza para nuestra recién nacida democracia que aquello suponía, sino muy especialmente por mis compañeros diputados que se encontraban en el Congreso secuestrados y amenazados por los golpistas. Afortunadamente, gracias a la firme actuación del Rey Juan Carlos, aquella situación se salvó y al final sirvió para fortalecer la democracia.
¿Se acuerda de alguna anécdota de esa época como senadora?
Me vienen muchas a la memoria, pero hay una que recuerdo especialmente porque ocurrió en la primera Feria de Artesanía de Castilla La Mancha, a la que tengo mucho cariño, porque me impliqué personalmente en su nacimiento y puesta en marcha. En la organización de aquella primera feria trabajamos con mucha ilusión distintos responsables políticos toledanos que pertenecíamos a la UCD. Ello no fue obstáculo para que el entonces alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, que era socialista, se volcara en el apoyo a la feria facilitando su difusión en Madrid mediante vallas publicitarias.
En este caso, creo que podría ser un ejemplo para la política actual, ya que en los temas importantes los políticos tienen que saber colaborar unos con otros en beneficio de los ciudadanos.
Más tarde se incorporó a las filas del Partido Popular ¿Cómo recuerda aquella etapa?
La recuerdo también con mucho cariño. Fue Gonzalo Payo, con quien ya había coincidido en la UCD, quien me animó a incorporarme al proyecto del Partido Popular, y lo hice con mucha ilusión para trabajar de nuevo desde la política por mejorar la vida de los toledanos. No llegué a desempeñar ningún cargo electivo, pero tuve la ocasión de participar desde los órganos del partido en la generación de ideas y propuestas que se llevaban a las distintas instancias políticas por los miembros del partido que ocupaban cargos en ellas.
En esa época, recuerdo con especial orgullo que fui designada en dos ocasiones también miembro del Consejo Social de la Ciudad de Toledo, como representante del Pleno de la Corporación.
En la política actual la crispación es constante y no parece que la situación vaya a mejorar. ¿Qué podemos aprender de la política de aquellos años?
Precisamente la Transición se hizo con un espíritu completamente diferente del que podemos ver en la política actual. La Transición se hizo con un espíritu de entendimiento y colaboración entre todos los partidos. Aunque, lógicamente, en las campañas electorales siempre destacábamos los aciertos de cada uno y los desaciertos de los demás, luego, en el día a día del gobierno y de la oposición, en todos los ámbitos, la intención era la de una colaboración por España, de todos los partidos, y así se consiguió la Constitución.