Las ilusiones laborales de una veintena de vecinos de Yepes y Ciruelos se fueron apagando lentamente el martes día 18 según avanzaban las horas, con una crueldad extraordinaria contra unos afectados que están en el paro. El grupo cargado de maletas esperaba un autobús que no llegó y que les iba a llevar rumbo a Francia hacia una tentadora oferta para los desempleados del sector de la construcción. Más de 2.000 euros al mes durante año y medio, un maná en medio de la crisis del ladrillo. Sin embargo, el vehículo no pasó por la localidad ni por Aranjuez, donde esperaban también otros cuatro supuestos contratados, así como tampoco por la localidad ciudadrealeña de La Solana, con 40 afectados.

La presunta estafa comenzó el pasado mes de noviembre. Daniel, vecino de Aranjuez aunque natural de Yepes, recibió por correo electrónico una oferta de trabajo en el sector de la construcción. Este encargado de obra estaba en medio de un ERE en su empresa y buscaba una salida laboral, por lo que habló con el interlocutor en repetidas ocasiones para optar a una contratación en la que cabían más postulantes.

En enero, se encendió la oferta. Contratos para una obra de un año y medio en la localidad francesa de Toulon, desde el 20 de febrero de 2014 hasta el 20 de agosto de 2015. El salario mensual se elevaba para los encargados hasta los 2.800 euros, incluidas las dietas y jornadas de 10 horas laborales, y hasta los 2.200 para los peones. El régimen era: tres semanas de trabajo seguido y una de descanso para viajar a España.

Hacia el 12 de febrero, se aceleraron los supuestos trámites de contratación, que incluían que cada trabajador debería abonar 57 euros por un seguro adicional por tratarse de un trabajo en Francia. Daniel se escamó e intentó por todos los medios que desde organismos públicos como Seguridad Social o Hacienda, así como sindicatos o las fuerzas de seguridad del Estado, le pudieran confirmar la autenticidad del compromiso. Sin embargo, nadie le podía garantizar que no fuera una estafa.

la preocupación. Finalmente, los desempleados aceptaron pagar los 57 euros -el que no quisiera pagar esta cantidad tenía que desplazarse por sus medios hasta Francia- cada uno, que desembolsaron el lunes 10 en una cuenta bancaria, diferente a la que le habían comunicado en un principio. El pasado fin de semana, estuvieron esperando una documentación que no llegó y empezó la preocupación. Sin embargo, el hombre que había prometido a Daniel los contratos atendió el teléfono el lunes y los tranquilizó en la última conversación telefónica. Antes de subir al autobús, iban a poder leer el contrato laboral.

Así, el día 18, un total de 19 vecinos de Yepes y Ciruelos, más cuatro de la localidad de Aranjuez, esperaron y esperaron la llegada del autobús y de unos meses prósperos de trabajo. Pero el vehículo no llegó, y el teléfono de contacto sigue apagado.

«No hay derecho», lamenta Daniel, quien buscó entre sus allegados con más problemas una salida laboral que denunciarán finalmente por estafa. En su caso, unos días antes recibió una oferta laboral y descartó la francesa, por lo que no ha resultado directamente afectado. «Me he llevado un chasco», concluye.