El novillero riojano Fabio Jiménez, primer nombre del Alfarero

EFE / La Tribuna
-

Víctor Nieto e Ismael Martín se justifican ante sendos lotes de complicado comportamiento. La novillada de Cebada Gago inaugura el prestigioso ciclo de novilladas sagreño, tras el aplazamiento del festejo previsto para el lunes que se dará el día 12

El novillero riojano Fabio Jiménez, primer nombre del Alfarero - Foto: J. L. Cárdenas / Ayuntamiento de Villaseca

El toreo al natural del riojano Fabio Jiménez, que cortó la única oreja de la tarde, destacó hoy en la primera novillada de la feria del Alfarero de Oro celebrada en la localidad toledana de Villaseca de la Sagra.

La que estaba prevista como segunda novillada del certamen Alfarero de Oro se convirtió en la primera, al tener que aplazarse la prevista para ayer a causa de las inclemencias meteorológicas sufridas por la provincia de Toledo en los últimos días. El festejo, un desafío ganadero con los hierros de Raso de Portillo y Alejandro Vázquez para los novilleros El Melli, Jesús de la Calzada y Víctor Cerrato, se celebrará finalmente el próximo martes, 12 de septiembre, a las 18.30 horas.

Al novillo que abrió el festejo, sin entrega ni ritmo, lo recibió Víctor Barroso con dos largas cambiadas de rodillas, antes de una laboriosa brega. Tanto el novillero como su banderillero Juan Manuel Berciano fueron volteados por un animal que aún fue empeorando su comportamiento.

En el cuarto, destacó la magnífica lidia de Víctor Nieto con el capote, que fue muy jaleado, sin embargo, el aseado trasteo de Víctor Barroso a un novillo tardo y que quiso más que pudo, no llegó a calar en los tendidos.

Fabio Jiménez protagonizó momentos de enorme gusto tanto con el capote como con la muleta ante un novillo noble pero de embestidas desiguales. Especialmente destacado resultó el toreo al natural, que, por momentos, alcanzó cotas verdaderamente notables por su despaciosidad y compostura. Y como mató con celeridad, abrió el marcador de trofeos de esta edición del Alfarero de Oro.

Menos lucida se antojó su labor ante el áspero quinto, aunque también hubo momentos aislados de encaje, de nuevo al natural, antes de marrar con el descabello.

La firmeza presidió lo realizado por Ismael Martín con el tercer novillo de Cebada Gago, que resultó encastado, pero después de un poco acertado tercio de banderillas su faena de muleta se desarrolló de más a menos.

Sí mereció ser destacado el segundo tercio del sexto de Ismael Martín ante un utrero que en la muleta no se empleó, por lo que el novillero derrochó disposición sin posibles sutilezas, resultando feamente cogido por el pecho -afortunadamente sin consecuencias- al entrar a matar por segunda vez.