Disney necesitaba atraer al mundo de Marvel al público más joven ya que no podía depender únicamente del Spiderman de Tom Holland, pues los derechos del personaje no son enteramente suyos. Desde 2013 en las viñetas apareció el personaje de Kamala Khan, una adolescente paquistaní afincada en Jersey ferviente admiradora de Capitana Marvel que, finalmente, ve realizado su sueño de convertirse en superheroína al recibir ella también poderes. Esa historia era perfecta para las pretensiones del estudio en el sentido de heroína adolescente, el de la inclusión de un personaje musulmán en el universo Marvel y el de darle más desarrollo al propio personaje de Capitana Marvel (Brie Larson). Así nacía Ms Marvel. Sin embargo, el resultado no ha sido ni de lejos todo lo satisfactorio que podría esperarse.
La trama, como en los cómics, nos sitúa en Jersey siguiendo los pasos de Kamala Khan (Iman Vellani) una estudiante de 16 años paquistaní ferviente admiradora de Capitana Marvel que lucha por encajar en la sociedad a la par de seguir las tradiciones de su familia arraigadas en las de su tierra natal. Un día encuentra un antiguo baúl de su abuela y en él hay un brazalete que, al ponérselo, le confiere el poder de manejar energía cósmica que le convertirá en lo que siempre había soñado: una superheroína. Pero le acarreará nuevas responsabilidades y peligros.
Con tal planteamiento la serie podría resultar incluso atrayente, pero en cuanto van pasando los capítulos, un espectador medio se da cuenta de que la historia se dispersa en tramas secundarias y problemas nimios primeramente demasiado enfocados en ese entorno adolescente lleno de clichés como el de Zoe, la compañera popular de la clase que se burla de nuestra protagonista por no ser una de ellas pero que a la vez admira a su alter ego superheroico por haberla salvado la vida. OBruno, el amigo buenazo secretamente enamorado de ella o el misterioso chico malo Kamran.
Todo buen héroe ha de tener un mejor villano. ¿Y el de esta serie? Es otro de los inconvenientes. También queda ensombrecido. Intenta ser ese grupo de los Clandestinos. Una familia liderada por Najma (Nimra Bucha), que proviene de otra dimensión que está exiliada en esta que desea el brazalete de la protagonista para abrir el portal y regresar. Sin embargo, no tiene la suficiente fuerza o trasfondo como para que el espectador se interese por ellos convirtiéndose tan solo en escenas más o menos gratuitas de lucha de poder entre ellos y Kamala.
El propio brazalete, McGuffin, que tendría gran potencial al poderlo ligar con otros objetos místicos como los 10 anillos de Shang-Chi, también queda desvanecido y pierde todo interés cuando la trama de los Clandestinos queda medianamente resuelta al final de la serie y se descubre el verdadero origen de los poderes de Kamala que, a diferencia de los cómics, no es Inhumana.
Este cambio básicamente se debe a la mala acogida que tuvo la serie de Los Inhumanos del año 2017, por lo que se intenta alejar a este nuevo personaje de su órbita y acercarla a otra mucho más atractiva y en la que se pretende ahondar en el futuro del UCM. ¿No saben a qué nos referimos? Hay que estar atentos a cierta tonada que en ese momento suena y lo descubrirán.
En general, es una serie muy floja e irregular en comparación con los estándares de calidad que nos tiene acostumbrados Marvel. Un producto destinado sobre todo a mostrar los devenires de la adolescencia o las tradiciones y localismos paquistaníes antes que enseñar una buena trama de superhéroes.
A nivel antropológico o etnográfico puede que tenga cierto interés, aunque creo que el género de los superhéroes no es el más adecuado para ello. A favor está que cuenta con una gran fotografía.