Los autores del estudio ultiman la preparación del ensayo clínico con la colaboración de ‘Alianza VHL’, una asociación de pacientes de una enfermedad rara, y con la participación de 650 enfermos de Covid-19 para verificar la eficacia del tratamiento con unos fármacos asequibles y seguros. En este sentido, están elaborando el protocolo junto con un farmacólogo de Ciudad Real para su promoción como investigadores independientes. De esta manera, sopesan realizar una campaña de mecenazgo para reunir los fondos suficientes para efectuar las pruebas definitivas.
«Es muy necesario porque hay muchos médicos que no se fían de nuestros resultados, y nos dicen que por qué no se hace un ensayo clínico», señala la coautora Karina Villar. A la espera de tener una ayuda de las autoridades sanitarias, la coautora del estudio ‘Tratamiento precoz de Covid-19 en Atención Primaria con antihistamínicos y azitromicina’ promoverá la realización de manera independiente del ensayo clínico. «Nos interesa a todos», subraya por la repercusión de la enfermedad de la Covid-19, con un reguero de decenas de miles de fallecidos en España y un descalabro económico.
«Estamos organizando el ensayo clínico para ver si funciona a gran escala», comenta Villar, quien explica que el ensayo clínico es la prueba esencial para verificar que un tratamiento funciona y pueda tener el visto bueno definitivo de las autoridades sanitarias. Los 650 pacientes se dividirán en dos grupos: por un lado, los sometidos al tratamiento de antihistamínicos y azitromicina, y por otro, los que usarán un placebo.
Los primeros resultados de este estudio clínico pueden conocerse en un plazo aproximado de un mes desde que empiece a realizarse el estudio. De momento, Karina Villar indica que ha comenzado ya con los trámites burocráticos, con la colaboración de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.
Hasta ahora, la sanidad española recomienda usar solo tratamiento con medicamentos como el paracetamol con los pacientes con síntomas. «Nosotros hemos ido más allá y, cuando los pacientes tienen síntomas, los ponemos el tratamiento que hemos utilizado en el trabajo y a los contactos, que es muy importante, les ponemos solamente el antihistamínico. Con ello, hemos evitado que la enfermedad se transmita», apunta Ignacio Morán.
Los autores animan a los desconfiados a que repasen la bibliografía referenciada en el estudio recién publicado sobre el uso de antihistamínicos y otros fármacos antialérgicos. «No puede ser la postura negacionista contra el tratamiento de que no puede ser. Si tienes una mente científica, no puedes negarte a que esto no funciona. Búscalo con una línea de investigación», se queja Villar.
Precisamente, la coautora investigaba sobre la azitromicina cuando una compañera le habló a mediados del año pasado de los resultados de los doctores Morán y Alvarenga, a quienes no conocía. «Me quedé impresionada», recuerda al respecto.