El hombre profundamente enamorado le ha vuelto a dar a la tecla y redacta otra carta sin remisión. La imputación de su esposa nos ha descubierto un Romeo encadenado, al que no habíamos visto la profundidad de sus sentimientos hasta ahora. A veces la vida tiene que ponerte a prueba para que saques lo mejor que llevas dentro. Así ha pasado con nuestro presidente del Gobierno. Cuando se vio acorralado hace unos años en el mítico comité federal de los brazos abiertos de Vaquero, colocó una cortinilla para tapar las votaciones y la urna. Ahora, cuando su mujer está imputada por dos presuntos delitos, levanta una cortinilla de amor que para sí quisieran Tristán e Isolda. Yo, si fuera Begoña, saldría a dar explicaciones… Pero no de lo del máster ni la universidad. Qué va, en absoluto. Contaría al mundo cómo se fraguó tan trepidante historia de amor que da lugar a semejante epistolario.
La Segunda Carta de Pedro a los Hispanos ahonda en términos fabulosos como «quebranto» o «fango». Ha resuelto convocar a las urnas este domingo para terminar con sus problemas… Igual que la primera vez. Tapa un escándalo con otro mayor. Y nos deja metidos de llenos en un trumpismo que ya le gustaría al propia Donaldo. O sea, que según Pedro, si gana las elecciones el domingo, se resuelve la imputación de Begoña. Sensu contrario, si pierde, será declarada culpable. Tantos años estudiando Derecho para esto. Sánchez ha llevado a España a una república bananera del tipo Kirchner, donde se confunde esposa con esposo. Igual que en el Cantar de los Cantares, Pedro ha salido corriendo detrás de Begoña como un cervatillo, lo mismo que el Amado para fundirse en brazos de la Amada. Sólo que con software de Telefónica, Google y otras cuantas empresas más.
El juez Peinado es de Talavera de la Reina y le queda poco para jubilarse. Quienes lo conocen bien, hablan de él como «perro viejo» e incluso lo comparan con Castro, aquel balear que puso a Urdangarín de patitas en la cárcel. Qué tremenda es nuestra democracia hispana… Pero así lo ha querido Pedro. Hizo que dimitiera Ábalos imputado, pero no se aplica su doctrina cuando lo hace la cónyuge. Lo siento, Presidente, pero aparte de escribir cartas, habrá que dar explicaciones. No puede ser que el fango lo cubra todo, cuando vamos sabiendo que puede haber incluso apropiación indebida. El hombre profundamente enamorado está dispuesto a convertir nuestra democracia en un régimen populista de unos contra otros, pero la libertad está en las togas y los medios, curiosamente esos contra los que arremete. Lo he escrito varias veces. Pedro Sánchez pondrá España patas arriba como lo hizo con su partido antes de que lo echaran. Con la diferencia de que España no es el Psoe. Y no tragamos con personas profundamente enamoradas de sí mismas.