Toledo acaba de celebrar su Semana del Orgullo. ¿El balance es positivo a pesar de la polémica a cuenta de la bandera arcoíris por segundo año?
El balance ha sido positivo. Ha sido un año en el que hemos tenido menos actividades de las que solemos tener, pero más intensas y han tenido más participación. No he tenido más tiempo para dedicarlo a plantear más actividades por problemas de salud, pero hay que destacar que han sido más exitosas. Estoy bastante contento con el resultado.
¿Y el balance político de esta Semana del Orgullo en Toledo?
Ha sido horroroso. No entiendo cómo se nos usa como moneda de cambio cuando nosotros no somos políticos, únicamente somos un colectivo de gente plural. Unos nos usan para conseguir votos de una manera y otros de otra. Me parece una vergüenza lo que están haciendo los políticos con el colectivo, sobre todo, por un lado porque al final los otros, aunque nos usen para ganar votos, nos apoyan.
PP y Vox, que gobiernan en el Ayuntamiento, nos lo han hecho pasar mal. Por un lado, el primero nos acompaña en las actividades y lo agradecemos muchísimo, pero después a la hora de votar una moción dijo no a colocar la bandera y a otras cuantas cosas de la moción de apoyo al colectivo. Lo de la bandera era algo muy simbólico y no se entiende que el PP venga a las manifestaciones y luego vote lo contrario. A Vox ni lo nombro, claro está.
En redes la gente ha terminado atacando a Bolo Bolo, a su junta directiva, a mí como presidente y al colectivo en general porque dicen que lavamos la imagen al PP, pero no es cierto. Nosotros lo único que dijimos es que tendemos la mano a todo el mundo si se quiere venir a la manifestación. Quizá si la moción en el Pleno municipal hubiera sido antes de la manifestación, el PP no hubiera venido. También se nos ha acusado de que les dejamos ir en la cabecera, pero lo cierto es que este año no les dejamos, aunque como buenos políticos se arrimaban para que lo pareciera en las fotos y tuvimos que decirles que se apartaran varias veces.
No se trata de una cuestión de ser de derechas o de izquierdas, es una cuestión de política y queríamos un movimiento social, con lo que en la cabecera de la manifestación iban los activistas de Bolo Bolo, los de otras asociaciones afines, y los galardonados este año con el premio Javier Fernández que se da al activismo. Decidimos que era un momento para la sociedad y no para la política y el único político que iba en la cabecera el concejal Pablo García, pero en condición de premiado.
El tema de la bandera arcoíris se ha visto envuelta en polémica estos días por el hecho de que el equipo de Gobierno municipal no la quiso colgar en el Ayuntamiento como ocurría en otras legislaturas. ¿Focalizar tanto el Orgullo en una bandera no deja de lado lo que supone la Semana del Orgullo?
Sí, totalmente. Hemos hecho muchas actividades y al final todo lo ha eclipsado el tema de la bandera. Ya lo dije durante la manifestación, que fue muy masiva, que si el Ayuntamiento no pone la bandera ya llenamos nosotros la ciudad con ella y con nuestros actos. No hace falta una bandera para representarnos. Sería un gesto muy bonito por parte del Ayuntamiento pero no consigue invisibilizarnos por no ponerla.
Además, hemos empezado a poner la bandera en otros sitios, como en la Delegación del Gobierno a iniciativa propia de Milagros Tolón, que decidió ponerla en el balcón acompañada de varios colectivos. Estuvimos allí y fue una mañana tan festiva como cuando solíamos hacerlo en el balcón del Ayuntamiento. Al final, ha habido una bandera arcoíris en Zocodover e incluso con mayor visibilidad que si se hubiera colgado en el balcón del Ayuntamiento. También se ha iluminado la Delegación del Gobierno con este motivo, un gesto que no pudo realizarse el año pasado porque nos dijeron que dependía del Ayuntamiento, pero esta vez se ha ejercido mucha presión.
El año pasado Bolo Bolo negoció con el nuevo equipo de Gobierno municipal durante más de dos horas colgar la bandera arcoíris en el Ayuntamiento y no hubo resultado. ¿Este año el colectivo también se ha intentado convencer al bipartito?
Yo llevo hablando con el PP desde enero, sobre todo, con la concejala de Asuntos Sociales, Marisol Illescas. Lo hemos hablado mucho. Desde el principio ella me dijo que veía muy difícil que se pusiera la bandera por Vox, que es una de las condiciones que tenían en el pacto del Gobierno. El PP se ha escudado en que no se coloca por Vox, aunque en el Pleno fue el alcalde el que dijo que se quitara la bandera que colocó la oposición por cuestión de urbanidad, algo que me pareció muy feo.
Lo que está claro es que el año pasado se hicieron los inocentes en el PP en relación a la bandera porque acaban de llegar, pero este año me sorprende que digan que hay un pacto de gobierno previo en el que se acordó que no se pondría la bandera. Al final, la bandera arcoíris termina eclipsando la semana de actividades del colectivo.
Por otra parte, a Marisol Illescas, concejala de Asuntos Sociales del Ayuntamiento, no quiero atacarla porque viene y participa en todos nuestros actos, pero insisto en que no la dejamos ni a ella ni a ningún otro político estar en la pancarta de la manifestación, salvo a Pablo García porque era premiado.
¿En algún momento Bolo Bolo se ha acercado a hablar con Vox?
No. No hemos intentado hablar con ellos y tampoco nos han dado pie. Además, hemos recibido tantos ataques por parte de ellos que entendemos que directamente no quieren hablar con nosotros. No es un cordón sanitario y Bolo Bolo tiende la mano si quieren ponerse en contacto con nosotros. De todas formas, Bolo Bolo tiene suscrito un convenio con la Concejalía de Juventud, que pertenece al PP, y además en parte se ha derivado a Asuntos Sociales, y por eso tenemos más relación. No hemos pedido una reunión con Vox porque tampoco se la hemos pedido al PP como tal.
En las últimas dos semanas hemos escuchado a la vicealcadesa y concejala de Seguridad Ciudadana, Inés Cañizares, explicar su negativa a colocar la bandera arcoíris, dejando claro que en el Ayuntamiento solo deben ondear las banderas oficiales y asegurando que el colectivo LGTBI+ tiene reconocidos sus derechos y no es necesaria esta reivindicación. ¿Qué opina?
En estos argumentos veo un poco de homofobia LGTBIfobia encubierta. No es cierto lo de las banderas oficiales porque ponen la del cáncer infantil, por ejemplo. Es un gesto que se solía hacer hacia el colectivo por haber estado muy invisibilizado durante muchos años. También creemos que es un gesto de lucha porque, por desgracia, no se ha llegado a la igualdad y seguimos sufriendo agresiones verbales o físicas por la calle y el colectivo trans, sin ir más lejos, continúa sufriendo discriminación en el trabajo. Todavía hay muchas cosas por las que luchar y la bandera no deja de ser un gesto bonito, como colocar un lazo por el Día de la Mujer, hacia parte de la sociedad.
También Vox tuvo en el Pleno de hace unos días un discurso tránsfobo y me pareció muy fea la intervención del concejal Juan Marín. Precisamente por este tipo de afirmaciones celebramos este tipo de semanas. Ahí se les ve un poco la patita cuando hablan. Y nosotros lo que queremos desde Bolo Bolo es que se nos conozca, que se pierda el miedo porque una gran parte de la LGTBIfobia viene por el desconocimiento del colectivo. Hay que visibilizar al colectivo para que se vea los normales que somos.
Hablaba sobre la discriminación a los transexuales. La Ley Trans también ha cumplido un año. ¿Ofrece un balance bueno o es necesario retocarla y adaptarla?
A la Ley Trans le pasa como a todas las leyes, no es perfecta. Se puede hacer mucho fraude de ley como con todas las leyes. La diferencia es que tiene el foco mediático cuando hay un fraude de ley.
Son llamativos algunos casos que han saltado a la luz pública, como los maltratadores que se quieren cambiar de sexo para sortear los tribunales.
Sí. También algunos militares se han querido cambiar de sexo para tener más privilegios. Son fraudes de ley como en todas las leyes y es necesario revisar la normativa. Esta ley es necesaria. Conozco a mucha gente trans que llega a la asociación, veo muy necesaria la ley y ha facilitado muchas cosas a la población trans. Y como suele ocurrir, en este caso también hay gente que busca un resquicio para aprovecharse y sacar rédito.
¿Cómo podría mejorarse la Ley Trans?
No soy jurista y me baso en los argumentos que nos da la federación estatal. No me atrevería a decir ahora mismo qué aspectos podría mejorar, pero sí tengo claro que hay que luchar contra los fraudes de ley y no contra la ley en sí, que ha facilitado las cosas a mucha gente trans.
El gobierno de Ayuso en Madrid ha modificado puntos de la Ley Trans y de otras ligadas al colectivo, una decisión que ha obligado al Gobierno a llevar este asunto al Constitucional. ¿Le inquieta que este tipo de iniciativas se extiendan a otras comunidades autónomas?
A mí lo que me preocupa es que los partidos busquen votos y el colectivo sea moneda de cambio. A ellos nos les importa si la gente está arropada por la ley, buscan el voto de una España descontenta por otros motivos y, al final, lo trasladan al colectivo trans y LGTBI en general y lo llevan a la política. Este mismo gobierno de Madrid que ahora quiere derogar parte de la Ley Trans no dice que también redactó la ley en su momento. Al final, van al sol que más calienta y ahora el PP en Madrid cree que puede conseguir votos yendo en contra y me da la impresión de que lo que busca en el fondo son sus intereses partidistas y conseguir votos, sobre todo, ahora que está teniendo tanto auge la extrema derecha. Insisto en que hace años el PP en Madrid era más tolerante y apoyaba la ley.
¿Cuáles son las reivindicaciones que llegan al colectivo Bolo Bolo?
Ahora estamos muy centrados en la educación y al formar parte de la federación hemos decidido dedicar el año temático a la educación porque creemos que ahí está todo. En la educación es donde se forma el ser humano y si se educa en la diversidad, el respeto a lo ajeno y a lo diferente, conseguiremos una educación en diversidad.
Además, estamos muy centrados en el ámbito rural y el año que viene queremos dedicarlo al colectivo LGTBI de estas zonas.
Imagino que en el ámbito rural habrá mucha menos visibilidad, ¿no?
Sí. En Toledo, por ejemplo, al ser una ciudad, lo tenemos mucho más fácil y está más visibilizado. Y en el medio rural se producen microrechazos y muchas veces no puedes salir del armario porque sabes que se van a reír de todo. Estamos muy centrados en dar visibilidad en pequeñas poblaciones para que no exista el sexilio y la gente pueda tener su vida si quiere y si lo desea en su lugar de nacimiento en lugar de ir a una gran urbe para vivir su vida.
Dentro del colectivo, ¿quiénes sufren mayor discriminación todavía?
Actualmente, los que menos problemas tenemos somos los hombres gais. Las mujeres lesbianas sufren más discriminación también y la gente no termina de entender a los bisexuales y se les cuelga la etiqueta de viciosos por el desconocimiento, igual que a la pansexualidad.
En Bolo Bolo estamos muy centrados en la sexualidad. Nuestra secretaria general es asexual y mucha gente considera que una persona así es frígida o han abusado de ellas... Se oyen cosas muy feas hacia el colectivo asexual también por desconocimiento. Pero de todos el más discriminado es el colectivo transexual, también en la política, con mucho discurso tránsfobo y mucha gente ve mal a las mujeres trans, las más vapuleadas y maltratadas porque todavía se ve como un rechazo a ser hombre, pero no se exactamente por qué mucha gente lo considera así.
El otro día fue víctima de una agresión verbal en el Casco que denunció a la Policía. ¿Cómo avanza el asunto?
Está denunciado y la Policía Nacional se lo ha tomado muy en serio. La Policía también ha evolucionado mucho. A la salida de un restaurante, una persona en estado de embriaguez al ver que yo iba con la camiseta arcoíris me insultó y me llamó maricón y mariconazo. Puse de inmediato la agresión verbal en conocimiento de la Policía y ya han identificado al individuo.
En realidad, no ha sido la primera vez que he recibido insultos, pero hacía veinte años que no me ocurría. En otra época pasaba, pero queremos demostrar a la gente que dice que estamos en igualdad respecto de la población que no es verdad porque seguimos teniendo que escuchar insultos por la calle. Hay que denunciar, dar visibilidad y que se vea que no tenemos por qué recibir insultos por lo que llevamos puesto.
¿Hay que trabajar más con la Iglesia?
Dentro de Bolo Bolo tenemos un grupo de fe y espiritualidad porque hay gente religiosa que tiene sus creencias. En las religiones es donde más tenemos que avanzar. La Iglesia tiene que avanzar muchísimo en temas LGTBI y en temas feministas. No me sirve que el Papa diga en un avión que el colectivo es muy respetado por la Iglesia, pero después no ejercen matrimonios LGTBI, en privado dice que hay mucho 'mariconismo' en los seminarios, y en las hojas parroquiales pide perdón por lo que ha dicho en el avión.
Lo que tiene la Iglesia es un movimiento de marketing, pero en realidad no está haciendo nada. Si realmente quiere hacer algo que monte un concilio, acepte a las mujeres como sacerdotisas, cardenalas, papisas y los matrimonios homosexuales. Mientras tanto, las palabras se las lleva el viento.
Aunque quiera poner distancia en relación a la política, lo cierto es que el mundo no es ajeno a Francia, por ejemplo, con un gran auge de la ultraderecha. También el Parlamento de Georgia ha respaldado un proyecto de ley para combatir la propaganda LGTBI... ¿Cómo lo ve?
No nos pilla tan lejos porque aquí tenemos a Vox, un partido de ultradrecha que perdió fuelle en las generales y ha ganado en el resto de procesos electorales. Nos preocupa mucho la situación porque estos partidos llevan encima un discurso de odio. Ahí sí creemos que la política está yendo hacia atrás. 'Toledo entiende' nació de la mano de Carmela, concejala de Juventud, de IU, que fue la impulsora para que saliera adelante, poniéndose incluso por delante del gobierno de Page, que decía que nos fuésemos a Madrid a celebrar el Orgullo. Es cierto que más tarde el PSOE también estuvo de acuerdo en celebrarlo y en seguir con 'Toledo entiende'.
En este caso, pasamos de hacer fiesta en la Vega a la Plaza del Ayuntamiento, a pesar de que nos habían recomendado que no lo hiciésemos, y después se empezó a colgar la bandera en el Ayuntamiento... Y ahora la quitan, con lo que se están dando pasos hacia atrás. ¿Qué será lo siguiente? No quiero dar ideas.
Nos preocupan esos pequeños gestos porque parece que es una bandera y no tiene importancia, pero sí la tiene. Esto nos puede llevar a mucho más y nos inquietan, sobre todo, los discursos de odio que se generan desde la ultraderecha y del rechazo hacia el colectivo excusándose en que no entienden por qué seguimos luchando por nuestros derechos cuando hay igualdad.
Es más, ocurre algo similar a cuando se aprobó el matrimonio igualitario en 2005 y se pensó que estaba ya todo hecho pero sigue habiendo insultos, rechazo en las zonas rurales, sigue existiendo discriminación laboral y otros muchos problemas por los que hay que seguir luchando. Y una vez que se hayan conseguido todas las reivindicaciones seguiremos celebrándolo por haberlo conseguido después de siglos y siglos de invisibilidad.
Bolo Bolo también ha criticado recientemente a los medios de comunicación a través de un comunicado. ¿Qué esta ocurriendo?
Hemos criticado a los medios, pero únicamente a los que avalan este tipo de discurso de odio. Hay medios de comunicación afines y lo venden todo muy bonito y no lo es. No nos gusta que nos traten como moneda de cambio.