El libro que en la tarde de ayer se presentó en la Biblioteca de Castilla-La Mancha había despertado una doble expectación; la expectación lógica con cada estudio presentado sobre los misterios de la ciudad por Luis Rodríguez Bausá, aumentada por el II Certamen de Investigación Alfonso X El Sabio, obtenido el pasado año, «que creo que es el único premio que me han dado en mi vida», afirmaba el autor.
La temática, además, promete. 'Toledo de tinieblas: momias, emparedadas y cementerios' son más de quinientas cincuenta páginas publicadas por la editorial Ledoria en las que Bausá se acerca a los misterios de las monjas emparedadas en la ciudad, más de veinte espacios con momias y más de medio centenar de cementerios.
Las monjas enmuradas, apunta el autor, son mujeres, fundamentalmente, que se emparedaban voluntariamente en lo que era un paso más allá de la clausura. Hubo hasta el siglo XVIII en Toledo religiosas que se encerraban a veces de por vida, en un 'voto de tinieblas' en una pequeña celda donde a veces no cabían de pie, con una ventana a la iglesia y otra para comidas y excrementos. En realidad, explica el autor, solo había siete u ocho lugares para hacerlo en la ciudad, por lo que serían pocas las monjas enmuradas.
Bausá se vuelve a acercar también a las momias de la ciudad. Los restos momificados en Toledo suelen venir de procesos naturales, saponificaciones. El libro recoge más de una veintena de localizaciones donde han aparecido en Toledo estos restos momificados, además de la ya clásica de San Andrés, como San Román, San Clemente, las Comendadoras, San Cipriano, San Pablo, la Catedral o Santo Domingo 'el Antiguo', entre otros. Cuenta historias como la momia que apareció en lo que la prensa de la época llamó «mezquita del Tránsito», o el mártir de la Guerra que terminó embalsamado.
Cementerios. En la segunda parte de este amplio estudio, Bausá se ha acercado a más de cincuenta cementerios o lugares de enterramiento de distintos tamaños en Toledo.
El autor dedica un capítulo a los 19 cementerios de las Relaciones de Felipe II, y otro a los 50 lugares en los que han aparecido retos. Hay un espacio para obitorios insólitos, otro para cementerios musulmanes y judíos o el pradito del Carmen. No podían faltar la zona de Vega Baja, los dibujados por Arroyo Palomeque y otras curiosidades pintorescas.