«El hotel estaba incluido en el POM de 2007 y nadie se quejó»

Galán
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El promotor del hotel de La Cava presentó el proyecto a los empresarios para buscar los apoyos que no halla en la ciudad. Recuerda que todas las administraciones dieron el 'ok' hace 15 años. El Ayuntamiento aceptó a cambio de humanizar la ribera

El proyecto para construir un hotel se plantea en la finca Huerta de Solanilla, junto al puente de La Cava. - Foto: Yolanda Lancha

El hotel de La Cava continúa echando ingredientes al debate sobre su proyección en la ciudad. En el día de ayer, el promotor de dicho proyecto planteado en la Huerta de Solanilla presentó oficialmente sus pretensiones ante una veintena de empresarios locales. Es decir, una convocatoria que según afirmó el propio promotor, Juan José Sánchez Colilla, nació con la idea de «crear mi propia plataforma con mis amigos empresarios», en referencia al movimiento creado por varias asociaciones locales como rechazo al hotel de La Cava.

Más allá de esa poderosa frase, la convocatoria de los defensores de esta construcción tiene como objetivo la explicación técnica de la misma, dado que «muchos de los que se posicionan en contra ni siquiera nos han escuchado; no tienen argumentos», señaló Sánchez Colilla.

Con o sin críticas, el promotor explicó que este proyecto no nace «de la noche a la mañana», sino que se creó en 2003, la empresa que lo regula se fundó dos años más tarde y se llegó a incluir en el Plan de Ordenación Municipal (POM) del año 2007. En este sentido, Sánchez Colilla destacó que en ese momento «recibimos el visto bueno de todas las administraciones y nadie se quejó ni objetó lo contrario, mientras que ahora se habla de atentado ecológico». Además, lanzó posteriormente la siguiente pregunta: «¿los biólogos ahora son más listos que hace 20 años?».

Dicho esto, el promotor del proyecto defiende que se trata de un suelo urbanizable en una zona que actualmente no es accesible para el ciudadano e informa de que para lograr la actualización del Perim pendiente el Ayuntamiento obtendría la cesión gratuita de una parcela cercana al río en la que se actuaría para favorecer su humanización, es decir, generar conexiones peatonales, jardines urbanos, zonas infantiles o, incluso, parques biosaludables.

Juan José Sánchez Colilla también informó de que anualmente vienen pagando 6.000 euros de IBI por esos terrenos, lo que le sirvió para volver a referirse a la parte crítica señalando que «si no nos dejan construirlo que hagan una colecta para ayudarnos a pagarlo».

Sea como fuere, lo que los propietarios de esta parcela piden es que la sociedad toledana critique el proyecto con conocimiento y, sobre todo, con «objetividad», defendiendo que su intervención tendría el mismo impacto paisajístico que otras edificaciones de la ciudad como por ejemplo la consejería de Fomento y «nadie armó este revuelo», denunció Juan José Sánchez Colilla.

Algunos empresarios reconocidos de la ciudad que asistieron a esta presentación le tendieron su mano para colaborar en el proyecto y defender su continuidad «como una mirada al futuro».

Huerta de Solanilla acumula basura, okupas y jeringuillas. Uno de los argumentos expuestos en el día de ayer por los defensores del futuro hotel en Huerta de Solanilla ha sido el lamentable estado en el que se encuentra la parcela. El promotor denunció que sin ir más lejos él mismo se cayó y se rompió una costilla al intentar acceder al entorno.

Además de señalar que esta prácticamente inaccesible, Juan José Sánchez Colilla reveló que actualmente la superficie de la parcela es una acumulación de residuos, de jeringuillas e, incluso, el punto donde conviven okupas. Por ello, el promotor recalca que lo que pretenden con este proyecto, más allá de generar riqueza, puestos de trabajo o vida en el entorno, se trata de «hacer que deje de ser un espacio inservible».

El arquitecto del proyecto, José Antonio Rosado, mostró a los asistentes una serie de fotografías del estado actual de Huerta de Solanilla. En las mismas se observa un terreno descuidado y vandalizado que «parece de todo menos un parque público», señaló el arquitecto en referencia a los planeamientos urbanísticos que aún registra la ciudad respecto a esta zona.

Con estos motivos y como defensor del río Tajo y de su integración en la ciudad, José Antonio Rosado se mostró contundente al apuntar que se niega a admitir que la mejor solución para el río es dejarlo como está, poniendo a continuación algunos ejemplos arquitectónicos de otras ciudades que han supuesto un éxito, como Madrid Río o el entorno del Guggenheim en Bilbao. 

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