Luces y sombras

Rodrigo P. Miguel
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'Cara o cruz', de Norma Editorial, expone la realidad de una enfermedad tan desconocida y difícil de diagnosticar como es la ciclotimia en un recorrido autobiográfico tan desgarrador como tierno en forma de novela gráfica

Se estima que entre el 5 y el 6 por ciento de la población padece ciclotimia en mayor o menor grado. Una enfermedad mental de difícil diagnostico que puede tardar en ser reconocida una media de dos años en el mejor de los casos. Un trastorno del estado de ánimo que forma parte de las enfermedades bipolares y que suele manifestarse por primera vez en la adolescencia. Crónica e incurable, quienes la padecen deben soportar sobre sus hombros el estigma de una sociedad que señala con el dedo a los enfermos mentales. Temidos en ocasiones, y apartados de la sociedad por incomprensión, los ciclotímicos deben sobrellevar una doble carga difícil de aguantar. Es el caso de la joven artista Lou Lubie, nacida en Francia en 1991. Artista todoterreno que ha publicado en su país natal diversas novelas, cómics, que ha colaborado en varios videojuegos y en decenas de revistas además de ser diseñadora web. Este mes, Norma Editorial publica Cara o cruz, un emotivo relato autobiográfico en el que disecciona su relación con esta patología a través de una novela gráfica irrepetible y única en su género.

Durante ocho años, Lubie sufrió un interminable vaivén de visitas a psicólogos y psiquiatras que eran incapaces de darle un diagnóstico certero. Ocho años en el que sus constantes cambios de humor, a caballo entre la depresión profunda y la euforia más plena marcaban su día a día. Solo a partir de que supo lo que le sucedía, pudo darle un rumbo firme a su vida. Lubie plasma este período de su vida en Cara o cruz una obra desgarradora y tierna que bajo su dibujo aparentemente inocuo esconde una obra de un calado emocional pocas veces vista en el noveno arte. De manera muy acertada, la autora simboliza su ciclotimia en el personaje de un pequeño zorro, un animal que puede ser la mejor compañía, pero que en el momento menos pensado puede convertirse en una bestia terrible y aterradora. Como apunta la protagonista, «por más que domestiques a un zorro, puede volverse salvaje en cualquier momento». Y ese miedo a la recaída pende en cada página del álbum, el miedo de un enfermo crónico a caer en el pozo una vez más.

Este libro funciona a varios niveles y lo hace a la perfección. Como obra didáctica que ayuda a visibilizar la ciclotimia tiene un valor claro. Pero al contrario que muchos cómics, funciona a nivel artístico. Es un cómic cuyos valores como novela gráfica se complementan a los de su valor como obra de divulgación médica. Alcanza así un equilibrio que contentará los que busquen un tebeo sobre este tema y a quienes se acerquen al tomo en busca de una obra convencional. La catarsis personal de la autora es expuesta con sensibilidad y muestra cómo al final de muchos túneles siempre puede hallarse la esperanza de encontrar luz. Un dibujo estilo cartoon y una narrativa ágil que hará que las 140 páginas de este tomo se lean en un suspiro. Uno de los lanzamientos imprescindibles de 2018 que no dejara indiferente a nadie.