Han pasado 17 años desde que Gomaespuma despidió un programa de radio que podía vaciar discotecas o levantar un restaurante, un fenómeno que revive en un especial que se estrenará el próximo martes en Movistar Plus+. «Quizá mañana la Inteligencia Artificial hará nuestro programa mejor que nosotros», asumen, pero de momento prefieren ridiculizarla.
Gomaespuma, el reencuentro es el título del tributo «esperado por todos sus fans y temido por el resto de la humanidad» en el que Juan Luis Cano y Guillermo Fesser se vuelven a unir como dúo cómico y aprovechan para comentar algunas noticias de estas casi dos décadas de viaje por separado.
Lo harán junto a invitados como Cándida, la señora de la limpieza a la que convirtieron en crítica de cine; la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Economía, Comercio y Empresa, Nadia Calviño; el exseleccionador nacional de fútbol, Vicente del Bosque; el actor Luis Zahera y los cantantes Rozalén y José Mercé, que interpretarán cabeceras del programa como Estoy loco por el tenis.
«Hemos hecho este reencuentro tan bonito y emotivo, pero sin continuidad», respondió Cano a la pregunta de si se plantean una vuelta prolongada. «No es el objetivo. Estamos en otra etapa, Gomaespuma era mucha responsabilidad y a mí no me apetece», abundó Fesser durante la presentación a los medios.
Esa responsabilidad les viene de cuando tenían un millón y medio de oyentes y vivían experiencias como que un empresario de Alicante les llamara para reprocharles que su discoteca se vaciaba a las 2 de la mañana porque la gente se iba al coche a escucharles.
Era cuando a principios de los 80 empezaron a sonar en las madrugadas de la Cadena Ser y luego de Antena 3. A medida que su fórmula informativa con sentido del humor se fue consolidando fueron pasando a horarios con mayor audiencia (primero en las tardes de Onda Cero y luego en las mañanas de M80, desde 1995).
Así, llegaron a salvar a un restaurante de Mallorca, cuyo dueño, aburrido, los ponía en la radio por las mañanas en su local vacío, lo que provocó que empezara a llenarse, según les agradeció él mismo en otra ocasión aunque al final les cobrara las copas.
En la presentación les preguntaron sobre cómo perciben algunas realidades que no existían cuando ellos hacían su programa. Por ejemplo, la Inteligencia Artificial que según Fesser, que trabaja en EEUU como guionista, «como herramienta está bien» pero más bien sirve para que algún empresario avispado te pregunte por ideas para una película y luego las use para meterlas en ese tipo de programas, que en realidad no inventan nada.
«Es como una wikipedia que chupa inteligencia de los humanos», resumió. Cano explicó que lo que les saldría es «hacer un sketch ridiculizándola», aunque cree que algún día les pasará por encima laboralmente, más que a ellos a unas nuevas generaciones que apenas tienen tiempo de adaptación.
«La Inteligencia Artificial hará mañana un programa de Gomaespuma o un guión mejor que nosotros, pero lo que me apetece es hacerlo yo», indicó Fesser.
De forma diferente
Respecto a los cambios sobre los límites del humor y lo políticamente correcto, remarcaron que ellos también han evolucionado y que hay chistes que ahora no harían, o que harían de manera diferente.
«Gomaespuma era un magazine informativo con contenidos al uso, pero con la argamasa del humor», apuntó Cano, lo que no implica que como periodistas no prepararan con rigor las noticias. Lo que sí han practicado, y con ello creado escuela, ha sido en hacer un programa con sentido del humor. «Es una actitud ante la vida, relajarte y dar a las cosas importancia que tienen», matizó Fesser.
Una actitud contraria a la actual crispación que, en opinión de Cano, está en buena parte provocada por la política y alentada por los medios de comunicación.
Por eso, además de ayudar a la Fundación Gomaespuma para la educación, con este programa esperan conseguir una hora de atención sobre un grupo de personas de diversos campos e ideologías que se comunican y lo pasan bien.
«La capacidad de escucha ha disminuido mucho», reflexionó Fesser, y con un tiempo de atención tan pequeño como el actual es más fácil polarizar, hablar sin esperar respuesta y meterte en pequeños grupos que opinan igual que tú, lo que conduce al insulto.
Y ahí es donde el humor es necesario: «Siempre digo que en España el sentido del humor sale al rescate en momentos duros de verdad, y eso no lo vamos a perder», confió Cano.