Llega a Toledo 'El Ojo del Minotauro' de Daniel Garbade

EP
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El artista suizo-cubano afincado en Mascaraque estará exponiendo su obra en el Centro Cultural San Clemente de Toledo hasta el 13 de diciembre

Llega a Toledo 'El Ojo del Minotauro' de Daniel Garbade - Foto: EP

El Centro Cultural San Clemente de Toledo acoge hasta el 13 de diciembre la exposición 'El Ojo del Minotauro', del artista suizo-cubano Daniel Garbade, afincado en Mascaraque (Toledo). Una muestra en la que el artista, a través de más de 30 obras en blanco y negro, despliega una serie de retratos y escenas cargadas de simbolismo.

El diputado de Cultura y Educación, Tomás Arribas, ha acompañado al artista para acercarse a la muestra, en la que Garbade quiere ofrecer al observador una profunda exploración de la dualidad entre fuerza y vulnerabilidad, mito y realidad, invitando al espectador a cuestionar su percepción y a adentrarse en las sombras de la existencia humana.

Arribas ha conocido de boca de Daniel Garbade que la exposición se desarrolla a través de la mirada de la enigmática figura del minotauro, cuya visión se convierte en el eje central de la narrativa visual. Este ser mitológico, representado en un óleo sobre lienzo, aparece con una presencia frágil, en contraste con su imagen tradicional de fuerza y poder, ha informado la Diputación en nota de prensa.

Garbade, a través de su ojo oculto, busca mostrar una metáfora de la ceguera o la incapacidad de ver más allá de lo superficial, invitando al observador a la reflexión sobre la percepción, la identidad y la fragilidad humana. Caras tapadas por flores, frutas y objetos, o incluso un toro que oculta los ojos, refuerzan el tema central de la ceguera ante el exceso. Unas imágenes que exploran la desconexión con la realidad y el desafío de enfrentar lo que está ante nosotros.

La exposición presenta retratos dobles de jóvenes hermanos, casi idénticos, como si fueran gemelos, cuestionando los conceptos de identidad y similitud. Al mismo tiempo, también se ofrecen escenas de hombres en la sombra, que profundizan en la introspección y el aislamiento.

En una serie de cuadros alargados, Garbade retrata mesas vacías tras una cena, transformando los bodegones en escenas cargadas de melancolía y reflexión sobre el paso del tiempo.

Además, un espacio destacado de la exposición es la instalación que combina cuadros de cuervos junto a escenas de un bosque oscuro, simbolizando tanto la muerte como la transformación, lo que refuerza la atmósfera de misterio y contemplación que impregna toda la muestra.