Un doble paradón de Giorgi Mamardashvili en el tiempo añadido evitó una tragedia para el Valencia, que empató 1-1 ante el Getafe en el Coliseum tras un ejercicio de resistencia que rompió Mauro Arambarri con un tanto de penalti en el minuto 90 y que contestó el del argentino Enzo Barrenechea en el único disparo del conjunto de Rubén Baraja.
El portero georgiano se erigió como el héroe de un equipo que sacó un punto insuficiente para abandonar la última posición. La imagen del Valencia, muy pobre, sin ocasiones y encerrado atrás durante todo el encuentro no es muy optimista para el futuro de los hombres de Rubén Baraja, que apostaron por la racanería para sacar tres puntos que acabaron en uno y que pudieron ser cero si no llega a ser por su portero.
El empate del Valencia no espantará sus preocupaciones. Mostró una imagen de equipo resistente, pero poco más. No generó nada, excepto un córner que aprovechó para marcar al filo del descanso y sumar un empate. Por lo menos, demostró solidez defensiva ante la insistencia del Getafe, que fue mejor y peleó hasta el final para empatar e incluso ganar.
Muy tocado por su situación en la tabla, el Valencia necesitaba un golpe de efecto en uno de los estadios más complicados de LaLiga EA Sports. El Coliseum no es un plato de buen gusto para ningún equipo y Rubén Baraja apostó por reforzar bien a su equipo desde atrás con la novedad de Maxi Caufriez, hasta ahora inédito y con galones repentinos para formar parte del centro de la defensa junto a Christian Mosquera y César Tárrega.
Los tres estuvieron acompañados en uno de los laterales por un jugador muy especial para el Valencia y que volvía a ser titular once meses después desde la última vez. José Luis Gayà ocupo el lateral izquierdo y fue todo un símbolo para el Valencia, que volvió a contar con su capitán para afrontar la batalla del Coliseum.
En ella no estuvo Chrisantus Uche, uno de los mejores jugadores del Getafe en el primer tramo del curso. José Bordalás dejó un mensaje en la rueda de prensa previa destinado al centrocampista nigeriano. Los rumores le sitúan en un equipo de primer orden y su entrenador avisó de que su jugador tiene que estar centrado estrictamente en su carrera profesional.
Tal vez le dio un toque de atención dejándole en el banquillo para colocar a Álvaro Rodríguez, que en partidos anteriores hizo méritos para ser titular. Sin Uche, un mediocentro reubicado en la delantera, el Getafe perdió mordiente, aunque teóricamente ganó a un atacante más natural para acompañar a Bertug. Y, en los primeros veinte minutos, la idea de Bordalás parecía un cierto, ya que el jugador charrúa provocó alguna de las ocasiones de su equipo.
Casi todas llegaron por la banda izquierda del Valencia. Gayà aún no está al cien por cien y lo acusó. El Getafe aprovechó esa debilidad y constantemente intentó entrar por su costado derecho. Juan Iglesias llegó en muchas ocasiones a la línea de fondo y en una de ellas, muy pronto, a los seis minutos. puso un centro al corazón del área que remató fatal Álex Sola. Después, el mismo Iglesias, con un saque largo de banda, apuntó hacia Álvaro Rodríguez, que prolongó la pelota para que Arambarri la rematara por encima del larguero.
Ambas no fueron las únicas opciones del Getafe, que continúo con su asedio inicial sin éxito porque en las dos siguientes opciones Giorgi Mamardashvili se puso el mono de trabajo para salvar un cabezazo peligrosísimo de Omar Alderete y ya al borde del descanso para frenar con su cuerpo un remate a bocajarro de Carles Pérez.
¿Y el Valencia? ¿Dónde estaba el Valencia? La realidad es que el equipo de Baraja estaba absolutamente desaparecido. Sin Pepelu en el centro por sanción, no tenía un guía eficiente. Estaba totalmente perdido, a merced del Getafe, que, sin embargo, recibió un castigo excesivo a balón parado cuando poco antes del descanso Enzo Barrenechea abrió el marcador tras rematar a la red un córner lanzado por Luis Rioja.
Baraja respiró aliviado en el banquillo con el tanto del medio argentino. Sacó toda la tensión acumulada con una celebración efusiva, aunque aún tenía que resistir toda la segunda parte con Uche ya sobre el terreno de juego. Bordalás olvidó su toque de atención y sacó al campo a uno de sus mejores jugadores junto a Peter Federico y a Allan Nyom con el objetivo de dar la vuelta a una situación peligrosa.
Los tres fueron referencia otra vez en el costado derecho, por donde el Getafe volvió a monopolizar su juego para insistir con la debilidad de Gayà provocada por su inactividad. La apuesta funcionó, porque el Valencia sufrió muchísimo, acabó encerrado en su parcela del campo, no tuvo jamás la pelota y se limitó a aguantar el tanto de Barrenechea en un ejercicio puro de supervivencia además sin Thierry fuera lesionado.
Sin embargo, ese asedio sólo provocó una ocasión clara, otro cabezazo de Arambarri que se estrelló contra el larguero de la portería del Valencia. El ímpetu constante del Getafe tuvo dos recompensas: un penalti que provocó Nyom con un disparo que tocó en la mano de Caufriez y que transformó Arambarri en el minuto 90 y una última acción sobre la bocina que encumbró a Mamardashvili; Bertug remató de cabeza, el meta del Valencia sacó una mano prodigiosa y en el contraremate del turco se estiró como un felino para evitar una derrota que habría sido dolorosísima para un equipo con muchas carencias.