Ecos de Consuegra en el desierto marroquí

J.Moreno
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La Coral Polifónica de Consuegra actúa en Marrakech y participa en un recital en el desierto de Agafay. «Fue extraordinario», subrayan por esos cinco días

Ecos de Consuegra en el desierto marroquí

Ana está aterrizando todavía. Regresó el domingo en avión, pero su cabeza sobrevuela aún por Marrakech y el encadenamiento de momentos únicos. De una emoción insólita. Otros 28 integrantes de la Coral Polifónica de Consuegra compartieron con ella cinco días en Marruecos que incluyeron un recital en el desierto de Agafay, al sur de la ciudad turística descompuesta por un terremoto hace dos meses.

Mucho antes, Ana Palmero había recibido un correo electrónico sorprendente: una invitación a un encuentro de corales en Marruecos. Ni aun hoy sabe por qué los organizadores eligieron a esta formación de la mancha toledana para formar parte de un repertorio de 21 agrupaciones de nueve nacionalidades.

Ana compartió inmediatamente la invitación con Alberto Muñoz, el prodigioso director de la coral consaburense. Con 16 años, asumió la formación y sigue, 21 años después, al frente de los ocho hombres y 25 mujeres. Los vecinos de Consuegra conocen de sobra a la agrupación, que actúa indefectiblemente cinco veces al año en el municipio. Sus voces aromatizan las fiestas patronales y la Navidad autóctonas, e incluso viajan una vez al año a otra provincia.

Ecos de Consuegra en el desierto marroquíEcos de Consuegra en el desierto marroquí«Qué guay. Por qué nosotros», pensó Ana, dueña de la escuela infantil de Consuegra, mientras observaba esa invitación en el mes de febrero. Alberto dio el visto bueno, y el resto del grupo asintió. Ni vacilaron por el terremoto de septiembre. Un albañil, un empleado de banca o una ama de casa se han preparado ilusionados durante meses para estar al nivel de un encuentro internacional. Incluso practicaron árabe por la letra de una composición e interpretaron otra en un idioma todavía desconocido.

Toda una aventura engarzada en el corazón de La Mancha en un grupo nacido como coro parroquial en el año 2002. 29 de los 33 integrantes viajaron finalmente el día 8 a Marruecos, con la incorporación también de un pequeño grupo de familiares. «Nos hemos sentido muy bien acogidos», afirma Ana.

De todo han hecho registro las cámaras marroquíes que captaron la actuación de la Coral Polifónica de Consuegra en la iglesia católica de los Santos Mártires y en el Palacio de la Bahía, ambos en Marrakech. Por las calles, apreciaron la contrariedad de ver coches de lujo junto a burros. Y recorrieron zonas de lujo. Y visitaron también una casa bereber.

Ana guarda muy vívido el viaje al desierto de Agafay, al sur de Marrakech. Y lo emocionante de una escena difícil de explicar. Una coral marroquí cedió los asientos a los consaburenses en un autobús que recorría el camino imposible hasta el escenario del recital, en medio de la nada. Tras la hospitalidad, españoles y marroquíes cantaron al unísono una canción en árabe mientras llegaban al destino.

«Fue extraordinario», recalca. Porque allí confluyeron las 21 agrupaciones de nueve nacionalidades. En total, los 600 coralistas que convivieron en este primer encuentro de corales de Marrakech.

El domingo, pletóricos de experiencias, la agrupación consaburense regresó a Madrid. Y de allí al municipio manchego en autobús fletado por el Ayuntamiento. Los coralistas viajaban con una camiseta confeccionada por dos empresas locales que aligeraron los gastos. Porque Consuegra entera cantó en ese desierto africano en medio de la nada.