Convento de los Capuchinos de Los Navalmorales, en lista roja

La Tribuna
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Hispania Nostra ha incluido en su listado a este antiguo convento por la «desaparición o transformación significativa de la iglesia monástica»

Convento de los Capuchinos de Los Navalmorales, en lista roja - Foto: L.T.

El convento de los Capuchinos de Los Navalmorales ha entrado en la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra por la «desaparición o transformación significativa de la iglesia monástica, del claustro y de las dependencias monacales». Así se recoge en la ficha informativa sobre este antiguo convento, que ha entrado este mes de junio en este listado de elementos del patrimonio cultural español sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores, y que busca darlos a conocer y lograr su consolidación o restauración.

El convento de frailes capuchinos fue fundado en el año 1732 a petición de José Francisco Pimentel Zualart, marqués de Malpica. El edificio se construyó en la población de Navalmoral de Pusa, uno de los dos núcleos históricos que conformaron la actual población de Los Navalmorales. Las obras fueron dirigidas por Fabián Cabezas y fueron concluidas en 1751. Cuando José Córnide, académico, visita el convento entre 1789 y 1790, éste contaba con setenta y dos religiosos.

Se sabe que en 1849 aún seguía existiendo, así como que su fuente repartía el agua entre el mismo edifico y la población. Por malas gestiones, intereses ajenos al pueblo y conveniencias propias de la Orden, la obra en conjunto se desmorona en su atención religiosa, el edifico es abandonado y  solo quedan unos muros como testigos del mismo.

La desamortización de Mendizábal seguramente ocasionó que los monjes abandonaran el edificio en 1835. Pero solo de forma momentánea ya que consta que había una comunidad monástica habitando el edificio en el año 1849. En el contexto de la Segunda República o en el de la Guerra Civil Española el edificio fue ocupado. De dicho periodo se conserva la inscripción 'VIVA/ UGT/ SALUD' sobre el escudo de la fachada principal del templo.

Según recoge Hispania Nostra, las crónicas dicen que el edificio en sí era de una magnífica fábrica, su iglesia tenía buen desahogo, abundantes luces y bellas proporciones, al decir de los escritos y, por estar situado en la parte más alta del pueblo, era centro de atención de todas las miradas al mismo tiempo que desde él se divisaba la mayor parte de la población. Estaba adornado con «retablos pero no de la mejor forma», aunque sí creemos de agradable aspecto y «pinturas que no parecían de mala mano», se supone que éstas regaladas por los fundadores. 

En la actualidad, la iglesia, de propiedad privada, ha perdido la cubierta y el pórtico que precedía a la entrada principal. Asimismo, en la cabecera se ha abierto la puerta de un garaje. En cuanto al claustro y las dependencias monásticas, se han construido viviendas sobre parte de las mismas. A pesar de ello, en las calles Quevedo y Capuchinos se pueden apreciar algunos restos de las fachadas del convento. Parte del espacio ocupado por las huertas ha sido destinado a jardín público.

El inmueble no cuenta con un grado de protección específica y ha entrado a la lista roja el 13 de junio.