La sacerdotisa troyana Casandra tenía el don de la adivinación, pero maldita por Apolo, nadie la creía. Nadie creyó que caería su ciudad y sus vecinos, ignorándola, abrieron las puertas al caballo. Como Casandra, la Asociación de Vecinos Azumel, del barrio del poblado obrero, se está cansando de que sus profecías se cumplan, pero el Ayuntamiento las ignore. La última es que, si no se da otra solución que unas grapas a las enormes rajas aparecidas en el edificio municipal que es su sede, en la plaza de la Valera, esta terminará cediendo por abajo ante el enorme peso y la falta de cimientos. Así se lo avisó en la última reunión al arquitecto municipal, Juan José Gómez-Luengo, a quien le advirtió también que se está planteando denunciarlo por los cambios que introdujo en el proyecto original, que produjo las grietas en el inmueble, y por no cumplir con el ISO 9000. Mientras tanto, y aunque ya ha comenzado la instalación de las grapas, la Asociación va a presentar sendas reclamaciones a las concejalías de Urbanismo y Obras.
Hace ya año y medio que se agrietaron las paredes de la sede de Azumel. En este tiempo, con una pared totalmente vencida y apuntalada, y otras tantas con grietas, la Asociación ha tenido que dejar de desarrollar sus actividades y talleres y no ha podido organizar las fiestas, con la consiguiente pérdida de subvenciones. Además, el presidente vecinal, José Rodríguez Barrasa calcula que, tras tanta lluvia, la Asociación ha perdido 35.000 euros en material, amén de toda su documentación, incluidos contratos y facturas.
Fue el 20 de octubre de 2022 cuando Azumel pidió permiso al Consejo de Participación para remodelar su sede, dañadas por Filomena y Dana. Sin embargo, allí se decidió que, siendo un edificio municipal, lo tendría que arreglar el Ayuntamiento. Allí comenzaron a surgir encontronazos entre Asociación y el arquitecto municipal. Esta presentó un proyecto por 23.994,3 euros, con vigas de madera y panel sandwich bajo las tejas en busca de un peso mínimo, dado que el inmueble carece de cimientos. Sin embargo, al final se adjudicó un proyecto por 39.106,92 euros, con unas pesadas vigas de hierro y encofrado de hormigón. Los vecinos se llevaron las manos a la cabeza y avisaron de que el edificio no aguantaría el peso. Así ocurrió y hace año y medio el inmueble se agrietó.
Azumel cree que la nueva obra no impedirá que se caiga su sedeOtra solución no deseada. Desde aquel momento, la Asociación de Vecinos ha venido reivindicando una nueva solución para el inmueble. Ha consultado a cuatro arquitectos y le han respondido que la mejor solución sería demolerlo y levantarlo de nuevo, aunque si se quiere mantener como está, con el pesado tejado, habría que ponerle cimientos. Al final, ni una cosa, ni otra. El Ayuntamiento ha optado por ponerle unas grapas que sujeten las paredes. Más peso, sin ni siquiera apoyarlo en el suelo, apunta Barrasa, convencido tras las consultas técnicas y su experiencia de que ahora el inmueble cederá por abajo.
En año y medio, se lamenta el presidente vecinal, la Asociación no había recibido ni una explicación. Tan solo tenía el compromiso en Consejo de Participación del responsable de Urbanismo, Florentino Delgado, y del responsable de Participación, Juan José Alcalde, de que conocerían el siguiente proyecto para poder opinar. Lo siguiente que conoció, no obstante, es que se iba a grapar el edificio.
Así que la Asociación solicitó una entrevista con el Gómez-Luengo, en la que les explicó que se graparía el contorno del edificio para evitar que se abra, «aunque nosotros le explicamos que eso no se podía hacer, que no era suficiente, porque no hay cimientos». Es más peso en la parte superior, «y eso va a ceder por abajo, se abrirá por otro lado y las paredes no van a aguantar, más después de un año y dos buenas tundas de agua en junio y septiembre con todo al aire», apunta el secretario de la Asociación, Carlos López, «creemos que eso se va a caer, si no es ahora, será en un año o dos, lo que tarde, porque está debilitado y con más peso de lo que se debe». De hecho, hay que meter más peso todavía con las tejas. También le recriminaron que si no se ha hecho la obra en año y medio porque no había dinero, sí se podría al menos haber desarrollado una reunión previa entre técnicos y vecinos.
Azumel cree que la nueva obra no impedirá que se caiga su sedeContinúa López que el arquitecto reconoció que «él era el culpable, porque había cambiado el proyecto aligerado con la excusa de que le habíamos pedido una buhardilla», cuestión que no llega a entender, porque la buhardilla necesita un refuerzo del suelo, no más peso en el tejado.
Actuaciones. En vista de todo esto, una abogada está redactando para Azumel una reclamación, que presentará a los responsables de Urbanismo, Florentino Delgado, y Obras, Loreto Molina.
Además, apunta Barrasa, la Asociación ya comunicó al arquitecto que si ha alterado un proyecto sin comunicación y eso ha causado todos estos problemas, «estoy dispuesto a denunciarle por alteración de contrato». El problema, apunta López, es que «hemos enseñado el proyecto que tenemos a varios arquitectos y han ido a ver la obra y dicen que no es lo mismo». Finalmente, Barrasa entiende que en estos contratos no se ha respetado la ISO 9000 a la que están obligados los Ayuntamientos.