El martes 6 de mayo de 1924, el Ayuntamiento de Talavera de la Reina conmemoraba con diversos actos de carácter institucional el tercer centenario de la muerte del Padre Juan de Mariana. Cien años después, venimos recordando la figura del insigne jesuita con acciones similares, en este caso, correspondientes al cuarto centenario del mencionado fallecimiento. Al respecto, se ha creado una comisión presidida por el concejal de Cultura para tratar todo lo relativo al evento; se colocó el 16 de febrero pasado, coincidiendo con la fecha de su muerte, una placa delante del monumento a Mariana en la plaza de su nombre; también, con ocasión de las Mondas, hubo elementos que aludían a nuestro personaje, bien fuera con una carroza en la que se levantaba una copia de la estatua, o la decoración del bastón de Mondas.
Seguiremos con más actos a lo largo de 2024, pero hoy nos detenemos en rememorar las celebraciones que llevaron a cabo nuestros conciudadanos aquel 6 de mayo de 1924, época en la que España pasaba por un período de dictadura con el general Primo de Rivera.
Igual que ahora, la Corporación también formó una comisión presidida por el alcalde de entonces, Eugenio del Cerro y Cepeda, así como los concejales de festejos y otras personalidades de la ciudad, entre ellos nombres que nos son familiares: Emilio Niveiro Romo, Juan Ruiz de Luna, el poeta Pedro Jiménez de Castro…
A lo largo de los meses de febrero, marzo y abril, se realizaron los preparativos. Por una parte se abrió una suscripción pública para recaudar fondos necesarios que sufragaran los gastos que hubieran de ocasionarse con motivo del homenaje. Se adecentó la fachada y solar en la Puerta de Cuartos donde la tradición señala la casa donde vivió Juan de Mariana. Allí se había colocado en 1888 una placa conmemorativa que aún podemos observar, a la vez que se pensó erigir un monolito en el centro de dicho solar y situar sobre este la citada placa.
Asimismo, la comisión realizó las gestiones oportunas para invitar a asistir al homenaje a representantes de instituciones y otras personalidades: la Academia de Bellas Artes de Toledo, Diputación y Gobierno Civil de la provincia, Instituto de Toledo, Academia de la Historia de Madrid, al catedrático de Salamanca Sr. González de Lacalle, al Ayuntamiento de La Pueblanueva…
Durante los días de carnaval se organizó una estudiantina dirigida por el maestro Rubalcaba que recorrió las calles de la ciudad recaudando dinero a beneficio de los actos de celebración del centenario de Mariana.
Llegó el 6 de mayo, a las seis de la mañana una banda de música recorrió las calles anunciando a la población el evento. A petición del Ayuntamiento los balcones ostentaban colgaduras y las tiendas de comercio no abrieron sus puertas.
A las diez se ofició un solemne funeral en la iglesia colegial con la asistencia del arzobispo de Toledo y cardenal primado Enrique Reig Casanova, el deán de la catedral de Toledo, el gobernador civil, miembros de la Corporación y resto de personas invitadas al acto. En el centro del templo se había colocado un túmulo con lo paños de seda del cardenal García de Loaysa, una magnífica labor del siglo XVIII.
Numeroso público llenaba la iglesia, sin faltar los niños de las escuelas municipales que asistieron portando banderitas. La misa fue oficiada por el arzobispo, sin faltar un nutrido coro de acompañamiento. La celebración concluyó a las doce del mediodía, saliendo en procesión los asistentes precedidos de los niños y niñas, así como de las personalidades referidas, hacia el monumento del Padre Juan de Mariana.
Tras recorrer el corto espacio que dista desde la Colegial, se colocaron junto a la estatua coronas y grandes cantidades de flores. Los niños recitaron poesías, también entonaron un himno en honor de Mariana escrito por el poeta Pedro Jiménez de Castro, con música del maestro Rubalcaba; a continuación, el alcalde Eugenio Cerro, subido en una silla, «leyó unas breves cuartillas» recordando al jesuita.
El acto terminó con un banquete en torno a la una del mediodía en las Casas Consistoriales al que asistieron 125 comensales.
Por la tarde, el cardenal primado y resto de autoridades civiles y eclesiásticas que habían sido invitadas, acompañados por el alcalde y otros miembros de la Corporación, visitaron la fábrica de cerámica Nuestra Señora del Prado de Ruiz de Luna, posteriormente el asilo de San Prudencio, la fundación Joaquina Santander, y la dehesa de Cabañuelas perteneciente a dicha fundación. Acorde con la tradición de la ciudad, también se organizó un festival taurino con la charlotada de 'Fatti Charlot, Chista y sus Botones', y la participación del novillero Aurelio Alcolado.
La noche se completó con una velada literaria organizada en el Teatro Victoria presidida por el cardenal arzobispo, asistiendo, entre otros, los alcaldes de Talavera y Toledo, el presidente de la Diputación Provincial, el deán de la catedral, y otras autoridades como el comandante militar y jueces. Hubo declamación de poesías y diferentes oratorias, en un ambiente solemne y formal proclive a ensalzar tanto a Juan de Mariana, como al propio hecho del homenaje. Ambiente muy alejado del que se creó años atrás, en 1888, con motivo de la inauguración del monumento a Mariana, protagonizado por el partido republicano federal que por entonces presidía el gobierno municipal, y con un carácter más civil, político y apasionado.
El arzobispo Reig abrió el acto, luego tomaron la palabra algunos de los asistentes: el diputado provincial por Talavera, señor Prieto, Andres Marín, catedrático del Instituto de Toledo y teniente alcalde de esa ciudad, saludando «a Talavera y la mujer talaverana» por su «hermosura», el deán del catedral de Toledo… El momento álgido de la velada llegó con la intervención del poeta Pedro Jiménez de Castro, siendo recibido la lectura de los versos de 'El paleto', seudónimo con el que firmaba sus artículos, con gran ovación del público asistente.
El acto concluyó con las palabras pronunciadas por el cardenal elogiando al arcipreste Martínez Vega, que había oficiado por la mañana el funeral, y a los diferentes oradores que habían intervenido en el transcurso de la velada literaria.
Por otra parte, y para divertimento de la población, se quemaron una colección de fuegos artificiales, espectáculo que resultó en parte deslucido porque comenzó llover de forma torrencial.