Ángel y David Timoneda trasladaron ayer su taller artesano hasta el Museo Ruiz de Luna. Allí, delante de un grupo de estudiantes del IES Juan Antonio Castro y bajo la impresionante Fachada de Montemayor, dieron forma a una serie de piezas cerámicas contando todos y cada uno de los pasos que el alfarero realiza en la primera fase de creación de la cerámica talaverana, reconocida por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Ángel fue el encargado de sentarse al torno e improvisar. Lo hizo en el marco de la celebración del Día Internacional de los Museos, en el Ruiz de Luna, frente a la sorprendida mirada de los alumnos que, en silencio, observaban la supuesta facilidad con la que el ceramista moldeaba la arcilla. Parece fácil pero no lo es, «hay que poner mucha fuerza» desde el primer paso, cuando cortas la arcilla y comienzas a darle forma, incluso antes de colocarla en el torno. «El secreto está en las manos», añadía el alfarero, demostrando que además de la ayuda de la máquina, el buen hacer del artista es fundamental en la elaboración de las joyas cerámicas.

Timoneda les enseñó desde el corte de la arcill y el amasado de la pella hasta la necesidad de que no queden fisuras para que no se agriete en la primera cochura, la pieza de la que se sirven para realzar y modelar y la esponja para perfeccionar y limpiar antes de coger la pieza del torno. Ayer realizó un ánfora al que después añadió asas, y una jarra, habituales de la alfarería talaverana más tradicional, piezas en la que el taller Santos Timoneda mejor se mueve.

La elaboración de la cerámica como misión educativa - Foto: L.G.C.La segunda generación de esta fábrica familiar, liderada ahora por cuatro hermanos, puso así su granito de arena para ayudar al sector facilitando el relevo generacional y que el 'gusanillo' de la cerámica pueda crecer en los jóvenes que, como dijo el ceramista, «está complicado» aunque reconoció que «se están haciendo esfuerzos» y que ahora la cerámica se mira con otros ojos, también desde el ámbito de la moda.