El Archivo recuerda 'el otro' acero toledano

J. Monroy
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La exposición virtual 69 del Archivo Municipal reproduce, entre otros documentos, cerca de 400 fundas de hojas de afeitar con Toledo como protagonista, la mayoría de hace unos cien años

El Archivo recuerda ‘el otro’ acero toledano

Pocos saben que en la Fábrica de Armas de Toledo además de todo tipo de armas, se elaboró diferente material quirúrgico, junto con otros productos tan variados como las navajas, maquinillas y cuchillas de afeitar. Así lo explica el archivero municipal, Mariano García Ruipérez en la exposición virtual número 69, publicada en la web del Archivo. Entre otros documentos, reproduce cerca de 400 fundas de hojas de afeitar con Toledo muchas veces como protagonista, la mayoría de hace unos cien años. Entre ellas, están las utilizadas por la Fábrica de Armas.

Continúa explicando el texto, en el que ha colaborado Teresa García Díaz, que las navajas de afeitar han sido utilizadas desde épocas remotas. En las manifestaciones artísticas conocidas del mundo clásico griego y romano podemos encontrar ejemplos claros de su uso. Todavía hoy los barberos siguen utilizando las navajas para afeitar a sus clientes. Un avance que evitó cortes fue el invento de maquinilla de afeitar de Gillette, de 1903, que utilizaba cuchillas de afeitar de bajo coste. Pronto todas las bolsas de aseo masculina sumaron al jabón, colonia la brocha y estas maquinillas.

La muestras se acerca a la importante producción de cuchillas de la de la Fábrica de Armas, pero también a la de otros fabricantes de la ciudad, así como de otras ciudades, ya sin el protagonismo local, e internacionales. Las primeras llegaron al Archivo den la colección Luis Alba. Poco a poco este ha completado la colección con envoltorios nacionales e internacionales, incluso, algunos soviéticos, y una navaja y una maquinilla de afeitar, también fabricados en la ciudad. La idea es poder mostrarlos a visitantes nacionales e internacionales y mostrar que «el patrimonio es universal y es de todos».

Historia. «Al no existir fabricación en España era preciso importar las maquinillas y las cuchillas de afeitar del extranjero para hacer frente a la creciente demanda. El inicio de su fabricación en Toledo obedece a una coyuntura especial amparada en la política proteccionista del Directorio Militar y en la necesidad de dar trabajo a los obreros de la Fábrica Nacional tras reducirse notablemente en ella la producción de armamento tras la pacificación de Marruecos en 1926», recoge la muestra.

El 3 de agosto de 1926, escribía María Concepción Carmena, en El Castellano, en un trabajo publica do por entregas titulado 'Origen de la Fábrica Nacional de Toledo, que si se cerrara ese establecimiento 1.600 familias de Toledo y su provincia se verían afectadas. En su texto subrayaba que entre los distintos productos elaborados en ella se incluían las navajas de afeitar, confeccionadas con acero especial suministrado por la empresa inglesa Jonas & Colver.

Sin embargo, parece que la puesta en marcha de esta fabricación debió de llevarse a cabo en los primeros meses de 1928 porque en El Castellano de 26 de julio ya se indica que en la Fábrica se elaboraban hojas-cuchillas. Una activa campaña publicitaria en medios locales y nacionales, ya en los primeros meses de 1929, contribuyó a su difusión, especialmente tras la concesión de su comercialización en régimen de exclusividad a la empresa 'Productos Nacionales SA'. Las cuchillas se anunciaban en la prensa por entonces con el texto «Limpio acero toledano. Tu magnifico temple, que la fama consagró, se encuentra hoy en las hojas de afeitar 'Toledo'». En 1930 ya había una producción diaria de 15.000 cuchillas, lo que daba trabajo a 150 obreros, un diez por ciento de los de la Fábrica y la mayoría, mujeres.

La iniciativa privada toledana también apostó por la fabricación de este producto, pues en abril de 1930 se anunciaba en la prensa que 'La Industrial del Acero' (LIDA), presidida por Pedro de Orcasitas y dedicada a la producción de todo tipo de herrajes iba a iniciar la elaboración de hojas de afeitar en nuestra ciudad empleando a trabajadores de ambos sexos en su taller del paseo de San Cristóbal.

La producción de las cuchillas continuó en los siguientes años. Su fama en toda España implicó que hubiera falsificaciones o bien se utilizara el nombre de Toledo por otros fabricantes intentando así beneficiar a sus producciones, apuntan desde el Archivo.

Gracias a la colección de Luis Alba, el Archivo Municipal de Toledo conserva un informe del coronel Mario Soto Sancho, director de la Fábrica Nacional, bajo el título de 'Estudio técnico de la fabricación de Hojas-Cuchillas de Afeitar', que incluye precisos datos técnicos y fotografías de las máquinas empleadas en su elaboración. Este documento también forma parte de esta exposición.

Posteriormente, otras ciudades españolas fueron haciendo también su propia producción de las cuchillas de afeitar. Hasta que en la década de 1960 aparecieron en el mercado las maquinillas desechables, cuya fabricación fue poco a poco copada por dos marcas concretas, una americana (Gillette) y otra inglesa (Wilkinson). Esta innovación supuso el principio del fin de las cuchillas de afeitar.