Suele afirmarse que el presidente del Gobierno es despiadado con quienes un día fueron sus principales apoyos y asesores y que le ayudaron a recuperar la secretaría general del PSOE y a quienes destituyó de forma fulminante sin que ellos mismos supieran muy bien las razones. La primera crisis del Gobierno de coalición acabó con la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, y con el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, además de despedir a su consejero áulico, Iván Redondo. Después ha ido dejando otras víctimas por el camino. 

Sin embargo, esa imagen de despiadado con los caídos en desgracia no se compadece con la realidad porque tarde o temprano los acaba recuperando para su equipo. Tras salir de la secretaría general del PSOE por empecinarse en el "no es no" a la abstención para investir a Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, acabó llamando para su equipo de La Moncloa a Antonio Hernando que defendió esa posición en el Pleno del Congreso y que además era su amigo personal, lo mismo que Óscar López. A otras personas que han formado parte de sus equipos en distintos momentos también les buscó acomodo en distintas empresas públicas.

La confección de las candidaturas para las elecciones del 23-J es una nueva oportunidad para demostrar que Sánchez vuelve a contar con quienes fueron personas de su máxima confianza. Carmen Calvo y Ábalos salieron del Gobierno, pero fueron premiados con sendas presidencias de comisiones del Congreso bien remuneradas y ahora encabezarán, una la lista de Granada, y otro irá de número dos en la plancha de Valencia. Otra persona que salió de la primera línea política sin que su embarazo y maternidades fueran considerada una explicación plausible, Adriana Lastra, volverá al Congreso al encabezar la lista de Asturias. Su recambio como portavoz socialista en el Congreso, Héctor Gómez, que fue también sustituido y volvió a ser diputado raso, fue nombrado ministro de Comercio y Turismo en la última remodelación del Gobierno.

Todos los miembros del Gobierno que han manifestado su deseo de ir en las listas electorales tendrán asegurado su escaño en el Congreso, del mismo modo que la mayor parte de los presidentes autonómicos y alcaldes que han recibido en su trasero la patada dirigida a Pedro Sánchez, que es consciente de esa circunstancia, y, por tanto, les ofrece el premio de consolación de su inclusión en las candidaturas en puestos de salida.

De todos los adjetivos descalificativos que se pregonan de Pedro Sánchez habría que borrar, al menos los que le tachan de cruel e implacable con quienes pierden su confianza, porque en su mayor parte son recuperados y rehabilitados. Cosa distinta es que la confección de las candidaturas deje por el camino a víctimas de posicionamientos orgánicos o luchas intestinas, y más cuando no hay puestos de salida para todos.