La prostitución se ejerce en Toledo en 13 pisos y un club

J. Monroy
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En el conjunto de la provincia, la pandemia está llevando al traslado desde los clubes a viviendas. Hay pisos, clubes y el último punto en la calle, en el polígono de Talavera

La prostitución se ejerce en Toledo en 13 pisos y un club - Foto: Alberto Rodrigo

La pandemia está cambiando los usos en la prostitución, que a pesar de todo se continúa ejerciendo, pero de forma distinta. La Asociación In Género está observando una evolución,  poco a poco van cerrando clubes en la provincia de Toledo, algunos muy antiguos, y sin perspectivas de volver a abrirse, y las meretrices se están trasladando a pisos.

Un ejemplo de esto puede darse en Toledo capital, donde se mantienen en la actualidad 13 pisos y un club, que trabaja de manera intermitente, tan pronto está abierto, como cerrado, y en realidad se está reconvirtiendo. Ahora se trabaja desde una vivienda, captando los clientes a través de la página de contactos, que van con cita previa.

En el conjunto de la provincia, In Género atendió a lo largo del pasado año a 244 personas, de las que 229 fueron mujeres, diez transexuales y cinco travestis. Se mantienen 29 clubes (uno menos que el año anterior), 44 pisos (cifra que se ha disparado, sobre todo en Toledo y Talavera) y un último espacio en la calle, en el polígono de Talavera. Es decir, según estos datos, el 82 por ciento de las personas que ejercen la prostitución en la provincia lo están haciendo todavía en un club, el 17 por ciento en piso y el dos por ciento en calle. El polígono de Tavalera es el único lugar de Castilla-La Mancha donde hay prostitución en la calle.

En cuanto al origen, ejercen la prostitución en Toledo personas de más de veinte países. Pero una cuarta parte vienen de República Dominicana, un 23 por ciento, de Colombia y un 15 por ciento de Rumanía. El 60,8 por ciento de estas personas están reguladas, el 39,2 por ciento restante están en España de forma irregular, o tramitando su situación administrativa.Finalmente, según los datos que baraja In Género, a partir de un estudio de Carmen Meneses, de 2018, Castilla-La Mancha es la séptima región con más prostitución, con 77 clubes, lejos de los 147 de Andalucía y los 146 de Cataluña. Dentro de la región, Toledo ha sido en 2020 la segunda provincia, tras Ciudad Real, aunque ambas van muy de la mano.

Según explica Miguel Ángel del Olmo, coordinador de In Género, la tendencia de los últimos doce meses ha sido el traslado a pisos y el cierre de algunos clubes, muchos de ellos viejos y deteriorados, que parece que no van a reabrir. En toda la región se han abierto durante el último año entre 50 y 60 pisos más.

Al principio de la pandemia, cuando todavía se podía viajar, mujeres rumanas volvieron a su país, pero no pasó así con las americanas. Hay que tener en cuenta, apunta Del Olmo, que muchas de ellas viven en el propio club. Así que se desencadenaron procesos solidarios para hospedarlas, pero saltaron en ocasiones por los aires a las semanas. Hubo que buscar alojamientos, hasta que el Instituto de la Mujer dio respuesta. Las ayudas con entidades como In Género han propiciado también al abandono de la profesión. Aunque también ha habido problemas burocráticos.

Además, se ha incrementado el traslado a pisos a la hora de ejercer la profesión, lo que «es una estrategia de supervivencia», dado que en ocasiones no se ha perseguido la prostitución, que no es un delito, pero sí a las personas que estaban en clubes sin papeles. Cierran los clubes, pero no se acaba la prostitución, que se ejerce en otros lugares. Además, apunta del Olmo, hay organizaciones que no intervienen en los pisos y algunos tipos de redadas en clubes han penalizado más a las personas sin papeles, que se han repatriado a sus países. El problema es que «tú no sabías dónde podías encontrar a alguien de manera irregular a nivel administrativo, pero en un club sí lo sabías, porque los clubes que ejercían como hoteles tenían que comunicar las personas que tenían y su origen», explica, de forma que «se iba a por ellas y se vulneraban sus derechos de manera descabellada, se las montaba en un avión a las 24 horas sin que pudieran coger sus cosas y su dinero». De ahí que muchas personas en prostitución decidan refugiarse en un piso.

Lo que existe de igual forma en clubes y pisos, apunta Del Olmo, es la trata. A su juicio, lo que hay que perseguir es los canales de captación y la coacción. Porque In Género tiene muy claro que «es importante separar la prostitución de la trata, que son fenómenos diferentes, y la intervención que tienes que tener con ambas personas es diferente», apunta recordando la diversidad de las personas que ejercen y que «cuando no tienes otras opciones, es un poco difícil la vida», más en una crisis humanitaria como esta.