La actividad turística en la ciudad de Toledo durante el mes de febrero repitió el patrón descendente que mostró en enero. En el segundo mes, se registraron 52.145 pernoctaciones, un dato apenas superior al del enero, pero más bajo que el de 2024, cuando se acumularon 58.407 estancias hoteleras. El descenso interanual escala hasta el 12%; en enero, la caída fue del 3,1%.
Los dos primeros meses del año dejan un descenso del 7,1% respecto a 2024 en el indicador que recoge las noches de hotel disfrutadas en la ciudad. Además, se prevé un marzo con resultados muy inferiores a los del pasado ejercicio. El tercer mes de 2025 ha quedado marcado por la lluvia y un tiempo desapacible, una situación que se ha repetido en los cuatro fines de semana ya consumidos. Asimismo, la celebración de la Semana Santa no transcurrirá en este mes, una eventualidad que sí se produjo en 2024 y que, consecuentemente, elevó el flujo de viajeros.
El dato de febrero es, asimismo, singularmente malo si se le compara con el mismo mes de ejercicios anterior. Se trata de un volumen inferior al registrado en 2024, también al de 2023, cuando se acumularon 57.410 pernoctaciones. Apenas mejora la cifra correspondiente al segundo mes de 2022, con 51.283 noches, una fecha en la que aún regían recomendaciones sanitarias derivadas de la pandemia y la variante ómicron había provocado una explosión de contagios unas pocas semanas antes.
La merma del 12% respecto al febrero anterior, una caída de doble dígito, se fundamenta en un peor comportamiento de los dos segmentos turísticos por origen, aunque resulta más preocupante el desplome entre los extranjeros. Las pernoctaciones protagonizadas por visitantes del resto de España cayeron un 8,1% en el segundo mes de 2025, mientras que las estancias contratadas por viajeros llegados desde terceros países se hundieron un 16,4%.
El turista extranjero parece alejarse de Toledo, al menos de la posibilidad de pasar una noche en la cabecera castellanomanchega. En los dos primeros meses del año, han disfrutado de 30.047 estancias hoteleras, un volumen que languidece frente a los de los dos ejercicios anteriores. En 2024, se contabilizaron 35.096 pernoctaciones de foráneos en Toledo hasta febrero; en 2023, fueron 32.768 las jornadas de descanso. Respecto al año anterior, la caída parcial alcanza el 14,4%. Si se compara el inicio de 2025 con semejante lapso de 2023, el descenso llega hasta el 8,3%.
ESCASA OCUPACIÓN. El grado de ocupación por plazas, una relación que mide la presencia de turistas según el número de camas disponibles, se quedó en el 40,8% en febrero, un punto porcentual más que en enero, pero cuatro puntos menos que en el mismo mes de 2024. Durante los fines de semana, la ocupación se elevó hasta el 57,3%, otro dato más bajo que el de febrero del año anterior, cuando se registró un 63,3%.
El bajón turístico también se concreta en un menor volumen de mano empleada en este sector. En febrero, fueron 640 las personas que se dedicaron a esta actividad en la ciudad, aunque en el mismo mes de 2024, la cifra de trabajadores en establecimientos hoteleros de la capital regional alcanzó los 672, lo que supone un recorte puntual del 4,8%, en línea con la atonía que viven las recepciones de los hoteles toledanos.