La imagen del río Tajo en las cercanías de la presa de Santa Ana es impactante por la escasez de agua y la posibilidad de que la gente pueda cruzar a pie de una orilla a otra. Sin embargo, la escasez de caudal en este tramo no obedece a los trasvases ni a una falta de caudal real, sino a la rotura del azud que provocó la DANA en septiembre.
«Estamos acostumbrados a ver una lámina en el río y la imagen nos puede impactar porque desde el azud anterior el tramo se queda descabalgado y produce un efecto de bajo caudal», explica Alejandro Cano, presidente de la Plataforma en Defensa del Tajo.
A pesar de que la estampa es llamativa, lo cierto es que el río no tiene escasez de caudal en estos momentos ni la imagen es efecto de los trasvases, como confirman las mediciones y los datos que se aportan, dado que el pasado fin de semana «ha estado pasando 50 metros cúbicos por segundo, «cuando en condiciones normales pasan entre 20 y 30 metros cúbicos por segundo, con lo que ha llegado cinco veces más que el caudal mínimo del anterior Plan de Cuenca».
Cano asegura que el río se puede observar desde muchas perspectivas, pero no comparte quedarse únicamente «con una imagen». El presidente de la plataforma apunta que en estos momentos la situación del Tajo «no es alarmante» en relación al caudal, dado que normalmente por Toledo pasan entre 20 y 30 metros cúbicos por segundo y ahora entra bastante más, lo que ocurre «es que estamos acostumbrados a ver una lámina por los azudes aunque realmente no sepamos cuánta agua lleva».
Al respecto, Cano sostiene que la rotura del azud es beneficiosa para la salud del río porque evita el estancamiento del agua, la proliferación de algas y su falta de oxigenación. Cuando concurren tantas circunstancias negativas puede llevar a que aparezcan peces muertos con la subida de las temperaturas. No es la primera vez que desde la Plataforma del Tajo se plantea que la eliminación de los azudes en Toledo contribuiría a mejorar el estado del río.
Sobre las gráficas, Cano explica que del propio río llegan 8,5 metros cúbicos por segundo, con lo que se trata de un caudal fijo y la cifra no varía, y el resto de agua que pasa por la ciudad procede del Jarama y ahí sí pueden producirse oscilaciones según el comportamiento de Madrid, sobre todo, en días festivos, puentes y en periodos vacacionales, que aseguran que el agua llegue al Tajo con mayor calidad.
caudales. También el presidente de la Plataforma del Tajo de Talavera, Miguel Ángel Sánchez, comparte con Alejandro Cano que en Toledo el río ofrece una imagen artificial provocada por los azudes y las láminas de agua que se crean por este efecto. Por tanto, en invierno, por efecto de las lluvias, no suele prestarse esa estampa de bajo caudal que tanto llama la atención.
«Lo que pasa en Toledo es que no llega agua del alto Tajo, es como si a un avión le quitaran el motor principal, así que prácticamente el agua que lleva es del Jarama». El presidente de la plataforma en Talavera cree que esta imagen del río en Toledo de este pasado fin de semana se repetirá más a menudo «en verano», sobre todo, porque la presa de Santa Ana seguirá rota y se sumará también la falta de lluvias.
Sánchez insiste en la necesidad de que se garanticen los caudales ecológicos y no entiende que se siga perpetuando una situación agónica para el río Tajo cuando la solución pasa por desembalsar más agua de la cabecera. No obstante, critica que el compromiso de la administración pase por aumentar el caudal a a su paso por Aranjuez, Toledo y Talavera de la Reina en el año 2027.
Para Sánchez, la imagen del Tajo en Toledo debería ser un buen acicate para fijar los caudales ya y no esperar un par de años porque ayudaría a mejorar la salud de un río muy necesitado.
En relación al arreglo de la presa, lo cierto es que la Plataforma del Tajo no es partidaria de la reparación, pero el Ayuntamiento sí es partidario y tanto PP, como PSOE y Vox apuestan por ello, mientras IU lleva tiempo recordando que Europa recomienda eliminar los azudes.