Estela Cid, ángel de la guarda de Xanadú

Á. de la Paz
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La sanitaria toledana socorre a un niño de un año de edad que convulsiona y se desvanecía en el centro comercial madrileño. «Tenía que estimularlo, evitar que se durmiera», explica

La enfermera Estela Cid forma parte de la asociación Amidan. - Foto: La Tribuna

La enfermera toledana Estela Cid disfrutaba el 21 de septiembre de un día de compras en el madrileño centro comercial Xanadú. La jornada de asueto no incluía bata o consulta, elementos tan característicos de su desempeño profesional. Sin embargo, los gritos desesperados de una familia obligaron a la sanitaria a actuar: un niño de poco más de un año convulsionaba y se desvanecía sin que sus padres supieran qué hacer.

El menor se encontraba junto a sus progenitores en la zona de restauración de la galería. Era sábado por la noche, la hora de la cena. «Estaba casi inconsciente», recuerda Cid. La enfermera, adscrita durante doce años al servicio de pediatría del Complejo Hospitalario de Toledo, asistió al pequeño durante «diez o quince minutos», hasta que llegó la asistencia médica móvil que lo trasladó a un centro sanitario. «Tenía que estimularlo, evitar que se durmiera y vigilar la vía aérea», cuenta sobre el trabajo de reanimación llevado a cabo.

La improvisada intervención se ha convertido en la primera que Cid ha hecho «en la calle», sin el instrumental adecuado ni el entorno de seguridad que ofrecen los dispensarios. «En el hospital hay muchos medios, la medicación para que cese la crisis y el oxígeno», unos recursos de los que carecía en el momento en que se acercó al pequeño para socorrerlo.

Este tipo de crisis son, carácter general, «inofensivas». Cid recuerda que se trata de un momento difícil que se suele resolver sin que pase «nada», salvo que la lengua «se vaya hacia atrás» y obstruya las vías respiratorias.

La tranquilidad para todos los presentes en el auxilio se materializó cuando el niño, que permanecía tumbado sobre una mesa, rompió a llorar. Hasta el inicio de la crisis, la familia y los amigos que les acompañaban habían disfrutado de un agradable día de ocio que se tornó dramático.

La madre le explicó a Cid que el menor había tenido fiebre, causa que la sanitaria entiende como (más que probable) desencadenante  de la crisis. Mientras duró la intervención, los agentes de seguridad privada del centro comercial establecieron una suerte de cordón de seguridad alrededor de la mesa, una separación que pretendía ofrecer al paciente y quien lo atendía una mínima intimidad. La toledana les agradece su labor y aplaude también la «voluntad de ayuda» que mostraron tantas personas en esos momentos de angustia.

«Era mi obligación hacerlo», proclama la toledana, heroína para una familia que se encontraba en el mismo lugar que ella en el momento en que su bebé empezó a convulsionar.

Hasta la llegada de la ambulancia, una UVI móvil derivada por el servicio madrileño de emergencias 112, la enfermera mantuvo al bebé en posición lateral de seguridad.

COLECTIVO AMIDAN. Cid forma parte de la Asociación Amigos de Dani (Amidan), una entidad que honra la memoria de Dani, un chico de 14 años y fiel seguidor del CD Toledo, que falleció en noviembre de 2019 por una parada cardiorrespiratoria.

Explicar el procedimiento correcto de una reanimación cardiopulmonar (RCP) es uno de los grandes objetivos de Amidan. Las enfermeras que integran el colectivo participan en sesiones formativas que se realizan en diferentes institutos de la ciudad. Los talleres reúnen a profesores, alumnos y personal de los centros educativos. «Que sepan cómo actuar, con un masaje cardiaco se puede ayudar», indica Cid, familiar directa del malogrado adolescente cuyo nombre bautiza a la asociación.

Asimismo, Amidan colabora con la oenegé Socorro de los Pobres y otras entidades de interés social.