La guerra de Ucrania se ha convertido en un terrible y sangriento laboratorio, en el que los contendientes apenas pueden desarrollar tácticas militares y la lucha, estancada en trincheras como en la I Mundial, se desarrolla a través de dispositivos teledirigidos, inteligencia militar e IA. Este es el contexto en el que se está desarrollado en el museo del Ejército de Toledo el 'VII Foro 2E+I Fuerza 35: Integrando nuevas capacidades', donde se trabaja en la integración de nuevas capacidades operativas y la adaptación a los desafíos geoestratégicos actuales, a fin de fomentar la colaboración entre el Ejército, la industria y las universidades. En este ámbito, la secretaria de Estado de Defensa, María Amparo Valcarce, ha resumido el esfuerzo presupuestario del Gobierno y ha pedido a la industria nacional de Defensa, allí presente, un mayor esfuerzo, pues «todavía puede y debe seguir creciendo», para generar «más riqueza, más empleo y más cohesión territorial».
Este foro, apuntó el general Castilla, es un encuentro que se desarrolla anualmente, en el que «tratamos de poner juntos al Ejército y a las empresas con las que más colaboración tiene el Ejército de Tierra y que están identificadas en ese concepto básico que es la base tecnológica e industrial de la Defensa». Defensa, Industria y Universidades se han dado cita, por lo tanto, en estos dos días en Toledo.
Durante esta inauguración, el Jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME), Amador Enseñat y Berea, ha asegurado que la entrada de estas nuevas tecnologías en el ámbito militar, y más concretamente en el campo de batalla, puede conllevar un gran impacto en el desarrollo del conflicto, llegando en ocasiones a ser un elemento ciertamente «decisivo» en la resolución del mismo. Por ejemplo, en Ucrania «el empleo de drones con un amplio abanico de misiones, que abarca desde la obtención de información a su uso como vectores de ataque, ha supuesto un punto de inflexión en la manera de empleo de los medios militares, viéndose modificadas las tácticas, técnicas y procedimientos, también la estrategia para hacer frente a esa amenaza». De ahí que haya puesto el foco en la necesidad de adaptarse lo más rápidamente posible a esta nueva situación con la colaboración de las empresas y universidades y demás centros de investigación para poder dar el salto cualitativo requerido.
Industrialización de la Defensa. Valcarce por su parte ha asegurado que el Ejecutivo, ante este contexto geostratégico, está impulsando un crecimiento gradual de la inversión en defensa con el firme compromiso adquirido con los socios de la OTAN de alcanzar el dos por ciento del PIB. Tras defender que los presupuestos generales de 2023 ya contemplaron un incremento en el presupuesto de Defensa del 26 por ciento, llegando a los 15.000 millones de euros, ha recordado que esta tendencia alcista se ha consolidado en el presupuesto prorrogado de 2024, con intención de mantenerlo de cara a los del 2025, aún por redactar.
Los objetivos son varios, además, de mejorar la Defensa, está potenciar la base tecnológica e industrial, así como el empleo. Esta política industrial y de innovación tienen que jugar un papel fundamental en el desarrollo económico, no solo de España y contribuir a la cohesión territorial porque son un fuerte tractor de las economías locales y regionales.
También ha dado cuenta de los 13 programas terrestres en vigor, cuya inversión total suma 14.300 millones y va a generar 24.000 puestos de trabajo, ha destacado que estos programas tienen que tener impacto en la industria para favorecer el retorno de la inversión que España realiza.