El Cristo de los Ángeles volvió a generar el ecosistema perfecto en la plaza de San Vicente. Tanto a las 23:00 horas para su salida del convento de las Gaitanas como pra su entrada al mismo pasadas las 01:30 horas de la madrugada, la plaza albergaba una gran presencia de espectadores para ver como los ángeles hacían volar a su Cristo. Y nunca mejor dicho, al ver como para entrar o salir al convento, Cristo en la cruz se separa de su paso y por tanto de los ángeles que lo acompañan sobre la carroza. En ambos momentos lo hace bajo la sonora intervención de su banda de tambores.
La última en salir de las tres procesiones del Martes Santo protagonizó dos bonitos encuentros con sus dos compañeras de noche. El primero se produjo en la plaza de Zocodover, cuando bajo el Arco de la Sangre le esperaba la cofradía más antigua de España, la hermandad del Cristo de la Caridad. Allí se celebró un momento único. El Arzobispo de Toledo Francisco Cerro Chaves, que acompañaba a la citada cofradía, presidió el encuentro entre ambas hermandades para bendecir posteriormente al Cristo de los Ángeles ante la mirada de cientos de toledanos.
Otro centenar de ellos estuvo presente en el segundo de los encuentros. Cuando el Cristo de los Ángeles ya llegaba al final de su trayecto, los cargadores del Cristo del Amor bailaban su imagen aguardando el momento que pondría cara a cara sendas imágenes de Jesucristo.
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Tras el rezo de uno de los sermones de la cofradía que parte de Santa Isabel, estos retomaron su marcha y volvieron a tomar protagonismo los tambores de los penitentes vestidos con túnica roja y escapulario blanco. Paso previo a que el Cristo volviera a volar para poder entrar de nuevo a su casa sin un rasguño. La plaza de San Vicente mostró su emoción cerrando su recorrido con un fuerte aplauso.