El número 12 del Callejón de Menores ha vuelto a captar la atención del Consorcio tras años de incertidumbre sobre cómo y con quién actuar en este palacio del siglo XVII destinado a fines más modernos y, quizá, más mundanos.
Hace más de cinco años se iniciaron las tareas de rehabilitación del inmueble por parte de su propietario, pero los tiempos marcados por la crisis propiciaron el fin de los trabajos comenzados en el lugar. Y como nada mejor que la cooperación y el apoyo mutuo cuando los presupuestos son ajustados, el Consorcio se puso manos a la obra para tratar de llegar a un acuerdo con el propietario con la intención de recuperar el edificio para uso residencial universitario.
Con ciertos retraso en los plazos debido a la necesidad de establecer un acuerdo a tres bandas, en diciembre del año pasado la Comisión Ejecutiva del Consorcio otorgó el visto bueno al proyecto de restauración y rehabilitación del inmueble, pero ha sido este pasado mes de octubre cuando se ha adjudicado el contrato de obras a la empresa Técnicas para la Restauración y Construcciones S.A. por un importe total de 116.988,09 euros.
- Foto: Víctor Ballesteros La redacción del documento para la estabilización de la estructura y cubiertas de la casa número 12 del Callejón de Menores constituye la primera fase de la rehabilitación, ya que la actuación se plantea con carácter experimental, tanto en el sistema de participación como en el modo de plantear la rehabilitación y en el uso final.
En este sentido, hay que destacar que los participantes son el Consorcio de Toledo, la Escuela de Arquitectura de Toledo de la UCLM y la propiedad del inmueble, y que la rehabilitación se incluye dentro de un programa de I+D de la Escuela de Arquitectura de Toledo, que estudiará la intervención en el edificio con criterios innovadores.
En cuanto al uso previsto, se establece que el 75 por ciento de los espacios habitables resultantes se destinará a alojamientos universitarios en régimen de alquiler tasado, y el 25% restante para libre disposición del propietario del edificio. El Consorcio de Toledo encarga esta intervención a la mercantil ‘PAZ.CAL estudio de arquitectura’.
Dirigido por el arquitecto José Ramón González de la Cal, el proyecto aprobado pretende establecer criterios innovadores en la forma de acometer la rehabilitación del Patrimonio Histórico.
Como puntos de partida de esta investigación programada, se aboga por conservar al máximo los elementos constructivos existentes, «manteniendo así la posibilidad de una lectura de cada momento de la historia del edificio». Además, se plantea resolver los problemas estructurales con una nueva estructura de madera que conviva con la existente «que resuelva los problemas de estabilidad, pero mantenga su carácter reversible, para tener la certeza de no perder con la presente actuación la lectura del paso del tiempo».
Con estos objetivos, la actuación apuesta por utilizar «cerramientos ligeros colocados con sistemas constructivos en seco», que permitan con facilidad su modificación o transformación según las necesidades futuras de cada uno de los locales.
estado de conservación. El edificio posee una estructura tradicional formada por muros de carga de obra mixta (ladrillo y mampostería), con algunos pilares de fábrica de ladrillo; y pies derechos, vigas y forjados de madera. Los cuatro pilares (octogonales) de fábrica de ladrillo se encuentran en la planta baja, en las cuatro esquinas del patio, siendo la calidad de la fábrica «mediocre» y habiéndose confirmado desplomes de los pilares y desajustes en las vigas. Sobre la situación de los forjados de madera, el informe recoge que «se encuentran en una situación precaria», por lo que todos «serán reforzados» convirtiéndolos en forjados mixtos de hormigón-madera.
También se ha detectado un problema de los voladizos en el lado Este del patio con «una deformación alarmante», por lo que los responsables del proyecto aseguran no entender «cómo es que aún no se ha derrumbado». Por ello, la solución propuesta contempla desmontar el voladizo en sus tres niveles (bajo, alto y cubierta) para volverlo a construir.
Así, la intervención contempla, una vez se proceda al desescombro general del edificio y a la retirada de material de construcción existente, la ejecución de una nueva acometida de saneamiento y la revisión general de los apuntalamientos existentes para proceder al levantado manual de los solados. Una vez llegados a ese punto, se realizará el saneamiento de las grietas de los pilares del patio y a la construcción de los arcos de descarga necesarios.
Y puesto que el muro de cerramiento norte de la planta segunda está desplazado de la fachada hacia el interior, está prevista su demolición y el traslado del nuevo cerramiento a la línea de fachada.
En cuanto a la cubierta, y aunque en general se mantiene la geometría de la cubierta, hay algunos elementos que van a ser modificados. De hecho, en la crujía Norte se cambiará la sección de la cubierta mientras que en la crujía Este se proyecta un suplemento de la cubierta para tener pendiente hacia el patio. En la zona Oeste es necesario sustituir la totalidad de su cubierta por estar prácticamente derruida.
Espacio de aprendizaje
Los alumnos de la Escuela de Arquitectura tendrán la oportunidad de realizar prácticas durante la ejecución de los trabajos. En este acuerdo, el Consorcio ha optado por invertir una cantidad económica que, posteriormente, recuperará en parte una vez que el inmueble se comience a explotar como residencia universitaria. Será así, explicó en su día Manuel Santolaya, cómo que a través de las cuotas que abonen los residentes del centro se conseguirá recuperar, de forma parcial, la inversión realizada para la puesta en marcha de este proyecto y la ejecución de los trabajos por parte de los estudiantes, que serán guiados por sus profesores.
Esta fórmula es posible gracias a la puesta en marcha del proyecto de I+D+i, que además de ofrecer a los alumnos de la Escuela de Arquitectura un complemento a su formación, posibilitará el incremento de la oferta de plazas de residencia para estudiantes en la ciudad.