Las encuestas sobre tendencias de voto son la fotografía de un momento y en la política las cosas cambian rápidamente, pero hay tendencias que se mantienen y sirven para avizorar el futuro.
En los últimos meses los sondeos de opinión publicados apuntan una ventaja sostenida del PP sobre un PSOE que mantiene un suelo notable a expensas de Sumar, que pierde pie encuesta tras encuesta. Y luego está Vox, también en retroceso, pero con menor velocidad de caída. Este es el dato que habría que analizar separadamente a la hora plantear qué posibilidades reales tiene Alberto Núñez Feijóo (63 años) de llegar a la presidencia del Gobierno sabido que, por sí mismo, el PP no alcanza mayoría suficiente. Situación que abocaría a los populares a corregir negociando el apoyo de Vox, circunstancia qué, de entrada, le cerraría las puertas de un posible acuerdo con el PNV o incluso con Junts, el partido de Puigdemont. Así las cosas -ni contigo ni sin ti-, Vox emerge como la llave y a la vez el cerrojo que frenaría las aspiraciones del Partido Popular de alcanzar el poder. Lo que con una mano puede dar una alianza con el partido de Abascal con otra se lo quita Sánchez tocando a rebato y alertando que llega la extrema derecha.
Se pudo comprobar en las pasadas elecciones. El PP fue la fuerza más votada, pero Sánchez - "sumamos más" proclamó tras el recuento- volvió a armar la alianza Frankenstein a partir del miedo que habían introducido en el sistema las alianzas de PP y Vox en muchas de las comunidades autónomas y ayuntamientos. Aquella estrategia, precipitada, fue letal para las aspiraciones de Feijóo y Sánchez supo aprovechar el error. Meses después el PP ha roto con Vox en las comunidades autónomas en las que gobierna por la posición de Abascal sobre la emigración. Pero Vox sigue ahí y las encuestas dicen lo que dicen. Este es el marco del laberinto gramsciano en el que se encuentra el PP: el obstáculo que puede representar Vox no acaba de desaparecer y lo nuevo, un PP ganador por sí mismo, no acaba de llegar. En ése río pesca Sánchez y de momento le va bien.