«Nos duele la derrota, pero nos sirve de toque de atención». Está claro que el técnico del CD Toledo, Carlos Gómez, no esperaba que llegara tan pronto, en la jornada 3, el primer tropiezo liguero, pero, de perder contra el Conquense, se queda con «las muchas cosas positivas» que hubo. Porque el albaceteño quiso diferenciar este 0-1 del 0-3 de la pasada campaña, y no solo por el resultado.

Lo primero que reconoció es que les sorprendieron «con su planteamiento de línea de cinco atrás y apretar arriba con tres». Eso provocó «no muy buenas sensaciones», añadió, y que «la primera parte fuera claramente del Conquense». De ahí que, para el preparador verde, lo mejor era llegar al descanso con 0-0.

Admitió Gómez que estaba deseando que concluyera la primera parte para poder tocar algo en su equipo. Por eso, metió a un jugador más por dentro, para ganar algo más de control y los duelos, pero llegó la jugada de la expulsión de Mario Gómez y el gol de falta de Jairo Cárcaba. Uno de esos asideros que dan esperanza es que «con diez, el equipo creyó, sometió al rival y se fue arriba». Por eso, no puso ninguna objeción al encuentro: «El equipo ha creído y se ha vaciado; esto es lo que queremos, pero durante todo el encuentro».

Y es que, más allá de la exposición de partido del rival, Carlos Gómez detectó que sus jugadores «no estaban con la chispa que sí tenían los del Conquense». Esta derrota, en cualquier caso, sirve, según el entrenador, «para aterrizar y dar dos pasos hacia adelante». Asimismo, dice el albaceteño, «supone entender que tenemos que competir a nuestro mejor nivel para ganar».

Asimismo, tuvo palabras para los recambios. «Intentamos generar, y los que salieron desde el banquillo aportaron a ver una muy buena versión del Toledo», continuó. Eso sí, no se olvidó de los aficionados, que «cantaron al terminar», dijo.

Para Carlos Gómez, es esencial contar con ese apoyo porque «son los nuestros, y van a tener días malos y días buenos». Lo importante es que, a pesar de la derrota, «el grupo está muy entero y convencido porque perdió con las botas puestas; huelo sangre de ganas de levantarse».