Ya le hubiera gustado a Julio Verne contemplar el "instante mágico" que un grupo de fotógrafos de Toledo se prepara para atrapar con su cámara. Un prodigio en el que se mezclan el sol en declive y una torre inhiesta, protagonista en piedra de un fenómeno singular. Sucede en la última semana de febrero, cuando el sol se desplaza hacia su ocaso emitiendo rayos, proyectados en un espacio finito. A Aurelio Redondo Almansa, cazador incansable de imágenes, escuché por primera vez hace años hablar del espectáculo lumínico. Con la precisión de un astrónomo enumeraba las ventanas por donde se contemplaría mejor el fenómeno. Y ha sido quién, en este febrero de 2024, ha conseguido, en mi opinión, la mejor fotografía del momento visual en el que se convierte el sol, entrando por el hueco del campanario de la torre de la catedral de Toledo.
En la fotografía el sol proyecta sus rayos como salidos de una forja astral. Una geometría cuyas puntas asemejan agujas, atravesando el hueco de la torre en sombra. Quienes no hayan tenido la suerte de contemplar este efecto de luces y reflejos de oro no lo entenderán del todo, hay que verlo. Ocurre en Toledo y se puede observar desde el pasillo que conduce a la Biblioteca Regional, en la planta alta de la fachada poniente del Alcázar. El lugar se ha convertido en un fantástico observatorio de la ciudad, de las nubes, de sus puestas de sol, de las tormentas cuando se producen. Allí se agrupan los aficionados a la fotografía, que abundan en Toledo, para la captura del encuadre más original o como en este caso la conjunción entre el sol en su descenso, las nubes y la torre en sombras.
Ignoro si los maestros constructores que trazaron la torre de la catedral conocían que ese fenómeno podría suceder. Como hipótesis o sueño tal vez Arfe construyó el soporte en orfebrería preciosa que sostiene la custodia, inspirado por este fenómeno. Si aquellos maestros fueron conscientes de lo que ocurriría estaríamos ante unos de los descubrimientos ocultos de las antiguas ciencias cultivadas en la ciudad. Magia de unas épocas que aún permanecen en el presente como una manifestación insólita.