Inscribir su nombre en el palmarés del Balón de Oro no significa un punto de inflexión para Aitana Bonmatí (Sant Pere de Ribes, 1998), que asegura que, más allá de los títulos, «lo más importante» que se llevará del fútbol es haberse convertido en «un espejo» para futuras futbolistas.
La centrocampista catalana repasa el camino recorrido con el Barcelona y la selección española que le ha permitido conquistar el pasado lunes el galardón individual más prestigioso del planeta fútbol en París, donde vivió una noche frenética que nunca olvidará.
De los muchos mensajes que ha recibido desde el lunes, ¿hay alguno que le haya hecho especial ilusión?
No me gustaría quedarme con ningún mensaje en concreto. Para mí toda esa gente que se ha molestado en enviarme un mensaje en un momento muy feliz de mi vida los aprecio igual a todos.
De la gala, ¿con qué momento de la noche se queda?
Fue un día muy bonito en el que intenté disfrutar de cada momento, ya fuera en el hotel con mis familiares, porque venía de estar concentrada con la selección, o en la sala maquillándome. Intenté disfrutarlo todo.
Ahora, con 25 años y un Balón de Oro bajo el brazo, ¿qué queda de esa Aitana que con 10 años empezaba a jugar en el CD Ribes?
Sigo siendo la misma, aunque siga teniendo un Balón de Oro. Toda persona en su vida tiene su recorrido. Haces cambios, a nivel personal. Obviamente, no soy la misma que cuando tenía 10 años, porque si no mal estaríamos.
En su discurso mencionó la resiliencia. ¿Es esa una de las claves que le ha permitido ser considerada una de las mejores del mundo?
Sí, aceptar que hay momentos malos y que, una vez estos pasan, hay que tener esa capacidad de resiliencia, de sobreponerte a las dificultades y de saber también que esos momentos te pueden servir para ser mejor.
«Ganar o aprender, no pierdas nunca». Este es uno de sus lemas. Lo ha ganado casi todo en el último año, ¿pero qué ha aprendido en esta última etapa?
Es una buena pregunta (piensa). De todo se aprende, siempre prefiero focalizar el aprendizaje en momentos malos, ya que parece que cuando ganas es más complicado porque parece que todo lo has hecho bien. Me focalicé bastante en la final de Turín de la Champions (2022) que perdimos. Fue una derrota dura y fue aquella derrota la que nos ayudó a volver a ser más fuertes el año siguiente.
Y, con todo lo que ha ganado, ¿ahora qué retos le quedan en el fútbol?
No tengo una Eurocopa, no tengo unos Juegos Olímpicos, porque nunca los he jugado. Así que me haría ilusión ganarlos. Y, por otro lado, quiero seguir cosechando títulos a nivel de club y no perder esa ambición que me caracteriza y me ha hecho llegar hasta aquí.
¿Y en qué puede mejorar como futbolista?
No soy perfecta, por mucho que tenga un Balón de Oro, hay muchas cosas que puedo mejorar. Cometo muchos errores. Al final, en un partido te encuentras constantemente con el error. Tengo que mejorar la finalización a portería, por ejemplo.
¿Le gustaría en el futuro salir de su zona de confort y probar otras experiencias en otros países?
Estoy muy bien en el Barcelona, pero siempre digo 'nunca digas nunca'. Nunca sabes lo que te va a pasar en los próximos años. 'Nunca digas nunca', pero ahora mismo no pienso más allá de lo que tengo.
Tras la gala, su padre dijo que el Balón de Oro no deja de ser un producto de la industria del fútbol y que lo importante es no perder las ganas de jugar ¿Le da un poco de respeto que este premio la pueda cambiar como persona?
Soy muy consciente de lo que puede pasar como consecuencia del Balón de Oro. Quiero intentar llevarlo con normalidad.
¿Cómo ha vivido el último año en el que, además de futbolista, se ha erigido junto con sus compañeras de selección en un referente?
Han sido momentos complicados. Me hubiera gustado estar centrada, pero somos mujeres, tenemos unas cosas por las que luchar y cambiar. No queda otra que aceptarlo y poner todo para dejar un legado para las próximas generaciones.
Pero ser referente de niñas que empiezan a jugar al fútbol es algo que no se paga con premios y títulos.
De lo más importante que me llevaré del fútbol es el hecho de poder trascender a la gente, llegar a muchas casas y ser un espejo para muchísima gente.