Más de doscientos tiradores de esgrima del país y algunos países vecinos, acudirán el este fin de semana Castilla-La Mancha para compartir experiencias y la "mejor esgrima histórica", un encuentro organizado por la Asociación Cultural Esgrima Antigua de Toledo.
Según ha informado la organización en nota de prensa, el sábado 9 de marzo, la cita tendrá lugar en Santa Cruz del Retamar (Toledo) y el domingo 10 se trasladará al Hospital de Tavera, uno de los edificios renacentistas "más bellos" de la ciudad de Toledo.
Este año la temática del XI Reyno de Castilla tendrá como eje central la "histórica rivalidad y oposición que existió a lo largo de los siglos entre las escuelas italiana y española de esgrima". "Gracias a esta oposición se escribieron diferentes tratados que aún hoy en día se siguen estudiando en las salas de armas de ambos países", añade.
Durante la jornada del sábado 9 el público general que quiera acercase a disfrutar de este espectáculo podrá también ver en directo la forja tradicional de espadas de la mano de la Escuela de Herreros Ramón Recuero, que montará para tales efectos cuatro fraguas en el pabellón deportivo de este municipio toledano.
El domingo 10 en el Hospital de Tavera, con la colaboración de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, la jornada comenzará con una conferencia a cargo del doctor Manuel Valle Ortiz, titulada 'Italiano Malandrín', que versará sobre la misma temática protagonista de las jornadas.
En este mismo acto, el Ayuntamiento de Toledo y la Asociación Cultural Esgrima Antigua de Toledo realizarán un homenaje a dos veteranos artesanos espaderos de la ciudad de Toledo, Juan Ricas Salvatierra y Antonio Arellano Pulgar.
La jornada finalizará con una clase conjunta del maestro italiano Fioretto Luca Basile y el maestro español Aitor Blanco.
Tanto en la antigüedad como en la actualidad, la rivalidad entre las escuelas italiana y española de esgrima, lejos de distanciar a estas dos naciones, creó y sigue creando un nexo de unión y respeto mutuo, el honorable respeto al enemigo. "La espada como vehículo de hermanamiento y fraternidad en el siglo XXI pone la historia en nuestras manos", concluyen.