Del 'Bunga Bunga' a los Tribunales

Gonzalo Sánchez (EFE)
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El 'caimán' de la política hizo de la polémica una forma de vivir y estuvo envuelto en un inabarcable historial de juicios marcados por casos de corrupción y escándalos sexuales

Del ‘Bunga Bunga’ a los Tribunales - Foto: Oliver Hoslet

Gonzalo Sánchez (efe)Hubo un tiempo en el que Silvio Berlusconi, fallecido ayer a los 86 años de edad, se creyó todopoderoso. Las urnas le sonreían, los negocios también y acabó envuelto en un sinfín de polémicas resumidas en dos palabras: Bunga Bunga, un eufemismo que oculta qué ocurría en sus famosas fiestas.

Su vida dio un quiebro en 1994, cuando su triunfo en las generales marcó el inicio de tres Gobiernos y un protagonismo indiscutible. Había llegado el caimán de la política, término con el que le bautizó el cineasta Nanni Moretti, un animal siempre pronto a la batalla contra sus crecientes rivales y que hizo del escándalo una forma de existir.

Mientras arremetía sin piedad contra sus adversarios, tenía una agitada vida privada sobre la que se vertieron ríos de tinta en las revistas de medio planeta. 

En Italia y el mundo todos comentaban las polémicas fiestas que organizaba y que supondrían su ruina política. En sus mansiones nunca faltaron las jóvenes despampanantes en busca de un contrato en su emporio televisivo, sobre todo su villa de Arcore, a las afueras de Milán. Fue en esta fastuosa residencia donde se metió en un lío que le seguiría para siempre: el caso Ruby.

Este era el apodo de Karima El Mahroug, con la que el magnate mantuvo supuestamente relaciones cuando era menor. La muchacha fue detenida por hurto en 2010 y Berlusconi trató de liberarla alegando que era sobrina del entonces presidente egipcio Hosni Mubarak. Al conocerse la presión, la Fiscalía le acusó de abuso de poder y prostitución de menores.

Empezó entonces su pesadilla. En junio de 2013, fue condenado a siete años de cárcel e inhabilitado para cargo público, aunque fue absuelto en Apelación. El Supremo confirmó su indulto en 2014 al considerar que no tenía por qué conocer su edad, pero certificó que en sus villas se ejercía la prostitución y reveló orgías a las que él restó importancia en más de una ocasión tachándolas de «cenas elegantes». 

Era el Bunga Bunga, el término que Berlusconi copió a su amigo, el dictador Gadafi, para referirse a esas sesiones de sexo. Del caso emergieron varios procesos para aclarar si el político compró el silencio de las chicas que tuvieron que testificar, pero salió absuelto de todos ellos.

Dueño y señor de la política italiana durante casi 20 años, ya sabía que parte de su vida sería en los tribunales y denunciaba una «persecución». En agosto de 2013, llegó su primera y única condena, la del caso Mediaset, acusado de fraude fiscal y que le valió la pena de un año de cárcel que cumplió con trabajos para la comunidad en un geriátrico.

Pero también supuso uno de los momentos más funestos de su vida: su expulsión del Senado y la renuncia al título de Cavaliere. Su inabarcable historial de escándalos acabó por reducirle a un personaje casi irrelevante en política, especialmente tras el auge de nuevas promesas populistas como Matteo Salvini o Georgia Meloni. Pero lo cierto es que Berlusconi deja un recuerdo imborrable, un imperio multimillonario y muchos juicios sin cerrar.