Hijo de inmigrantes turcos, Ilker Çatak nació en Berlín hace 40 años. Sus estudios primarios los hizo en Estambul y los universitarios, en dirección de cine y televisión, en Alemania. Pero, a pesar de su juventud, ha sabido en el drama escolar Sala de profesores retratar perfectamente los problemas a los que actualmente se enfrentan los docentes.
He leído que el argumento de su película tiene elementos autobiográficos y que usted y sus compañeros silenciaron robos de otros alumnos. ¿Cree que, a veces, ha imperado en la escuela la ley del silencio?
Sí, en aquel momento había más silencio porque la comunicación no es tan fácil como hoy, no había correos electrónicos, ni grupos de WhatsApp, más aún, yo no explicaba a mis padres lo que pasaba en clase.
En su película Sala de profesores se describe la falta de respeto actual hacia los profesores tanto de alumnos como de sus padres. Este problema pasará factura a esas generaciones. ¿No?
A mí me parece que cuando los padres no respetan a los profesores, los alumnos tampoco van a hacerlo. Ha habido un cambio de cómo ven los padres a los docentes, cuando yo iba a la escuela los maestros eran autoridades, mis padres me decían que me disculpara con ellos si había hecho algo malo. Ahora, me dicen los educadores, ya ocurre al contrario.
¿En qué medida cree que las redes sociales o los grupos de padres en WhatsApp favorecen ese mal rollo que hay en muchas clases?
Por suerte no tengo hijos y no estoy en ninguno, pero todo el mundo con el que he hablado dice que son un infierno esos grupos de padres en WhatsApp. Hay tanta información tóxica en ellos que cualquier cosa pequeña se convierte en un problema. Y me parece que las redes son un veneno.
¿En qué cree que ha cambiado la escuela desde que usted estudió?
Creo que los educadores modernos intentan enseñar haciéndose amigos y esta imagen antigua del profesor autoritario que te golpeaba los dedos ha desaparecido y, con ella, el miedo de los alumnos por el docente. Se ha convertido a una situación nivelada que ha llevado, a mi modo de ver, a situaciones dinámicas que no son deseadas, porque los alumnos critican en público a los profesores o hacen un drama con cualquier motivo.
La actuación de Leonie Benesch es brillante, ya que sobre ella reposa toda la película. ¿Cómo decidió que ella fuera la protagonista?
Escribimos el guion para ella, y su intuición es increíble, nunca me hizo preguntas sobre nada. Quiero hacer todas mis películas con ella.
Ella encarna a una profesora con vocación, la que todo el mundo querría tener.
Es un sueño de profesora. He tenido la suerte de tener algunos educadores que se le parecían, y confío en que, como su personaje, haya más Carlas Novak en el mundo.