Muchos no lo entenderán, pero un toledano no despide su carnaval sin decir adiós a la sardina. Una de esas tradiciones, quizás menos conocida, que siguen hablando bien de la ciudad año tras año. Además, es una de esas citas en la que uno aprovecha para sacar prendas de su armario que normalmente no viste. Cuanto más excéntricas mejor.
A diferencia del día anterior, no se preveía lluvia para la hora del desfile, pero como en toda película que proyecta un entierro el ambiente es triste y nublado. Así que no podía ser diferente. La climatología se encargó de acompañar la celebración con un leve chispeo durante la práctica totalidad del recorrido.
A las 17:30 horas de este domingo comenzó el velatorio en una plaza del Ayuntamiento bastante concurrida para la ocasión. Una hora más tarde el propio concejal de Festejos, José Vicente García Toledano, emprendió en primera fila la ruta que llevaría la sardina a su final, no sin antes recorrer las principales vías del Casco Histórico bajo el ritmo de la batukada 'Kekumka', que tan bien lideran los vecinos de Santa Bárbara.
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Además, llevaban seguridad privada. Un tanto inquietante por cierto. Eran parte de la comitiva, pero con un traje colorido, parte de los actores velaron porque nadie de los asistentes torpedeara el desfile. Y, por supuesto, lo hicieron con humor. Protegían a los encapuchados que portaban la sardina y, junto a ellos, las viudas que no podían contener las lágrimas. Aunque fueran ficticias. Con esto y con mucho público siguiéndoles, Toledo dijo adiós a su carnaval y a su sardina que, poco después, ardió en llamas.