La neurocientífica Juliana Martins (Laguna, Brasil, 1981) es investigadora en el Hospital Nacional de Parapléjicos. Su campo de estudio se centra en los circuitos neuronales. El trabajo que desarrolla trata de conocer el sistema nervioso central para «conseguir formas de repararlo» cuando su funcionamiento se altera por la concurrencia de una lesión medular, un traumatismo craneoencefálico o alguna enfermedad neurodegenerativa. Martins y su equipo analizan «cómo la comunicación neuronal se ve afectada por estos daños» y buscan «dianas farmacológicas o nuevos biomateriales» que faciliten la restauración de los circuitos interrumpidos.
Los hallazgos de laboratorio más importantes esbozan dos líneas de investigación que «nos están generando resultados muy prometedores». La primera plantea cómo el sistema nervioso central integra todas las señales sensoriales que recibe y cómo transmite esa información procesada al cerebro. La repercusión clínica se traslada a las patologías sensoriales que se desencadenan cuando surgen «eventos traumáticos, como un ictus o incluso en el autismo». Tales patologías sensoriales «son de difícil tratamiento y los que existen generan muchos efectos secundarios», apunta Martins, quien busca unas dianas terapeúticas específicas para «conocer cómo el cerebro interpreta esas señales y cómo esas señales están desreguladas por tales patologías».
Además, la unidad participa en un proyecto europeo «de gran envergadura», financiado con 3,5 millones de euros, una investigación que valida la búsqueda de un nuevo biomaterial biodegradable «que ayude a la regeneración de las neuronas tras la lesión medular». Son siete los países presentes en una iniciativa liderada por el Sescam.
La investigadora defiende su «interés» por las terapias no invasivas, para las que se pueden aplicar campos magnéticos, campos eléctricos, ultrasonidos o infrasonidos. «La neurona es un circuito eléctrico, con su corriente y su voltaje. Lo que hacemos es intentar modular estos campos alrededor de los circuitos para recuperar una respuesta efectiva», describe.
«En algún momento de mi carrera, me gustaría que los resultados obtenidos con mi grupo puedan ser directamente aplicados al paciente», proclama. En cualquier caso, recuerda los «plazos muy largos» que caracterizan el desarrollo de los proyectos.
CARRERA CIENTÍFICA. Martins llegó a España en 2005 para cursar sus estudios de doctorado en la Universidad Autónoma de Madrid. Posteriormente, ha desarrollado su investigación en las universidades de Cambridge y Berkeley. Tras seis años fuera, regresó a España con la intención de «aplicar el conocimiento científico y tecnológico» adquirido durante sus estancias internacionales en favor de investigaciones «más aplicadas en el paciente».
En el grupo de investigación que lidera Martins en Parapléjicos, un equipo que inició su andadura en noviembre de 2021, hay otras cuatro mujeres: una investigadora postdoctoral con experiencia internacional, otra investigadora predectoral que ultima su tesis, una estudiante que realiza su trabajo de fin de grado en este laboratorio y una técnica de laboratorio. «Tenemos los distintos perfiles de un laboratorio y somos todas mujeres», subraya.
Entre otras distinciones y publicaciones, Martins fue reconocida en 2023 como joven investigadora de Castilla-La Mancha; en 2019, además, fue galardonada con el premio FAAM de Oro sobre investigación en discapacidad.
FALTA DE MODELOS. El porcentaje de mujeres en el área de las ciencias de la salud es alto, aunque disminuye conforme avanza la carrera profesional. Martins alude a la «gráfica tijera»como modelo de representación de la realidad de la mujer en este ámbito. «Imaginemos una tijera abierta: se empieza con un porcentaje que es más o menos igualitario durante la carrera y las primeras etapas de la investigación, pero posteriormente se va abriendo hasta tener solo un 25% de mujeres en cargos de liderazgo en el campo científico». La investigadora señala una contradicción aún vigente: la mujeres representan buena parte «de la mano de obra investigadora», pero no copan la misma proporción de puestos de mayor responsabilidad.
«He visto cómo mis amigas científicas buscaban otras alternativas según pasábamos etapas de la carrera investigadora». Para la neurocientífica brasileña, los tres factores que han tendido a explicar la brecha por razón de sexo son los ya desterrados motivos biológicos, la igualdad de oportunidades y la influencia social y cultural. Martins apunta a los últimos como la causa más probable por «la falta de modelos», una coyuntura que favorece la perpetuación del «rol de género». La carencia recurrente de la «imagen a imitar de una científica mujer» reproduce un estereotipo que aleja a las chicas de los estudios relacionados con las ciencias.
La investigadora de Parapléjicos insiste en el impacto económico que supone renunciar al «talento femenino». Martins indica que la «infravalorización» de la mujer por razones culturales genera un grave prejuicio al conjunto de la sociedad.