Radial en 147 losetas instaladas hace 105 años

F. J. Rodríguez
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En abril de 1913, de cara a la visita del presidente francés Poincaré, ya estaban instaladas las losas pegadas al pretil. Una foto de 1912 de Pedro Román Martínez conservada en el Archivo Municipal muestra el adoquín anterior.

El 8 de octubre de 1913 el entonces presidente de la república de Francia, Jules Henri Poincaré, visitó en compañía del rey Alfonso XIII la ciudad de Toledo. Todo estaba engalanado para la ocasión y en las fotos de la época, como el amplio reportaje que se dedicó en la revista Mundo Gráfico, se podía observar entre otras cosas un remodelado puente de Alcántara. En aquella época no tenía consideración de monumento nacional, la declaración le llegó en 1921, pero no por no merecerla, sino porque no existía un especial interés por defender lo antiguo.

Las obras acometidas en el puente en 1913 eliminaron el adoquín que cubría toda su superficie (esa antigua superficie se puede ver en fotos de 1912, como una conservada en el Archivo Municipal de Toledo obra de Pedro Román Martínez) para adecuar el puente al tráfico rodado, de carros y coches, como el que se encargó de traer al presidente francés.

Para llevar a cabo las obras se levantaron todas las piedras y se colocaron aceras pegadas al petril del puente, haciendo además una calzada ligeramente rebajada. Las losas que se integraron junto al petril son las mismas que están puestas hoy en día.

Tienen 105 años y forman un conjunto de unas 280 piezas a ambos lados. Son cinco años más antiguas, para que se hagan una idea, que la obra de la estación de ferrocarril, que curiosamente el próximo año celebrará su primer centenario.

Por esas mismas piedras han paseado personajes de la talla de Albert Einstein (6 de marzo de 1923), que llegó a destacar en su diario «los puentes de piedra» de Toledo y que se inmortalizó allí mismo junto a su mujer Elsa, Manuel B. Cossío o José Ortega y Gasset, entre otros.

Esas mismas losas de granito, de un tamaño considerable, se vieron recortadas en la década de los 70, momento en el que el puente pasó a tener su actual aspecto. Además, en 1981 se volvió a restaurar, y en 1983 se abrieron las zanjas para la instalación de la primera iluminación del monumento; aunque los cables se insertaron entre las juntas, que se rellenaron de cemento.

Lógicamente, después de tantas obras, las actuales juntas no son de origen romano ni medieval, pero las losas que hace unos días fueron cortadas con radial dentro de las nuevas obras de iluminación del monumento llevan allí, como mínimo, 105 años desde que se colocaron.

En total, las dos línea paralelas trazadas con radial afectan a 147 de esas losas de granito, en las que se observa un corte perfecto que para nada corresponde al estilo de la estructura.

Los técnicos de Patrimonio deberán juzgar ahora si el corte de al menos un centímetro a lo largo de esas 147 losas de hace unos 105 años puede ser considerado, o no, un daño patrimonial.