El arquitecto-conservador de la Catedral de Toledo, Jaime Castañón Fariña, ha fallecido a consecuencia del coronavirus. Fue durante varias décadas uno de los principales asesores de la Catedral en materia de patrimonio -hace solo algunos meses presentaba, acompañado por el deán, Juan Miguel Ferrer, las obras emprendidas en la torre del templo-, así como el responsable de la restauración del antiguo Colegio de Infantes, hoy Museo de Tapices y Textiles. Estrecho colaborador del canónigo obrero -Francisco Javier Hernández Pinto, responsable del estado de conservación de la Catedral- y del canónigo de patrimonio -Juan Pedro Sánchez Gamero-, Castañón había empezado a trabajar en el templo en 1985, poco después de la restauración emprendida por el arquitecto talaverano Manuel de las Casas.
Hijo del también arquitecto e ingeniero militar Juan Castañón de Mena (1903-1982), que alcanzó la graduación de teniente general y desempeñó los cargos de gobernador militar de Madrid, jefe de la casa militar de Franco y ministro del Ejército (1969-1973) a finales de la dictadura, Jaime Castañón se graduó a finales de los años sesenta en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid.
Fue amigo alli del arquitecto Alejandro de la Sota, quien proyectó y construyó un Oratorio para la asociación juvenil Jara (1967-1968), que Castañón presidía mientras estudiaba la carrera. Este proyecto, así como las conversaciones que ambos mantuvieron durante la ejecución del mismo, fue estudiado por Esteban Fernández Cobián, profesor de la Escuela Superior de Arquitectura de La Coruña, en su tesis doctoral, dedicada a El espacio sagrado en la arquitectura española contemporánea.
Creador del estudio Castañón Asociados en 1979, el arquitecto emprendería en Zaragoza entre 1982 y 1984, por encargo del Patronato de Casas Militares, la construcción de varias viviendas de protección oficial para suboficiales, jefes y oficiales. Otro de sus proyectos relacionados con la arquitectura residencial, mucho más reciente (2006-2007), fue la actuación en un valioso edificio de la plaza cordobesa de las Tendillas, obra de los arquitectos Aníbal González y Aurelio Gómez (1928).
Otros de sus proyectos, por mucho que gran parte de su carrera permaneciese ligada a la arquitectura religiosa, estuvieron relacionados con el mundo educativo. En 1998 realizó un aulario para el colegio Retamar de Madrid, mientras que algunos años más tarde, entre 2004 y 2006, participó en el proyecto de ampliación de la residencia de profesores del instituto Tajamar, conjunto ligado al Opus Dei -lo mismo que el propio Castañón- e iniciado en 1959 por César Ortiz-Echagüe y Rafael Echaide. También dirigió las obras de ampliación y reforma integral del Colegio Mayor Moncloa.
Aunque su actividad en la Catedral de Toledo se había iniciado mucho antes, con una actuación en el altar mayor en 1985 -tres años más tarde se convertiría en miembro del Colegio de Arquitectos de Castilla-La Mancha-, no fue hasta 2000 cuando se convirtió en arquitecto-conservador del templo Primado. Coordinó entonces, junto al restaurador Antonio Sánchez-Barriga (miembro del antiguo Instituto de Patrimonio Histórico Español, hoy IPCE), la aplicación y desarrollo de una iniciativa tan ambiciosa como el Plan Director de la Catedral, cuya redacción coordinó Valentín Berriochoa.
La restauración de las rejas del Coro y la Capilla Mayor (2003), de Domingo de Céspedes y Francisco de Villalpando, obra financiada por Repsol YPF (compañía presidida entonces por Alfonso Cortina, también víctima del coronavirus), fue una de sus primeras actuaciones del nuevo milenio. Le seguirían otras tan exitosas como la intervención en la capilla de San Blas (2003-2005), situada en el claustro y decorada con importantes frescos del siglo XIV -pintados por el florentino Gherardo Starnina y por Nicolás de Antonio, y recuperados por un gran equipo de restauradores españoles e italianos-, de la que se sentía especialmente orgulloso. El arquitecto daría a conocer los trabajos en diversos congresos y publicaciones una vez finalizadas las obras (en 2013, por ejemplo, tomaría parte en el II Congreso Internacional de Arquitectura al servicio de la Liturgia, celebrado en Madrid). Paralelamente, gracias al 1% del Ministerio de Fomento y con la colaboración de Leandro Núñez Fuentes, coordinó la restauración de 72 tramos interiores de bóvedas y pilares de la Catedral.
Habrían de pasar algunos años para que el gran templo toledano reemprendiera la restauración de espacios tan significativos como la Sacristía (2013-2014) -obra que coincidió con la rehabilitación y musealización del Colegio de Infantes como Museo de Textiles de la Catedral, inaugurado en pleno Año Greco- y, más recientemente, la Sala Capitular (2018) y la intervención de la torre, en la que seguía trabajando.
Su actividad al servicio de la arquitectura religiosa fuera de la Catedral no fue muy abundante. En 2004-2005 dirigió para el Consorcio las obras de restauración del monumento al Sagrado Corazón, situado junto a la basílica del Cristo de la Vega. Poco después, dirigió la restauración de la iglesia parroquial de la Asunción de Tomelloso (Ciudad Real), acompañado en la dirección facultativa por Juan de Dios y Luis de la Hoz Martínez. En este proyecto estuvo acompañado nuevamente por Sánchez Barriga como restaurador. En fechas similares emprendió la construcción de una capilla a san Josemaría Escrivá en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Ángeles, en el barrio madrileño de Cuatro Caminos.
En 1990, los estudios de Jaime Castañón y Castañón-Rickman colaboraron con Reset Arquitectura en la edificación de la Netherhall House (Londres). También lo harían en la construcción de la sala de exposiciones Recoletos, en el Barrio de Salamanca de Madrid.
Además de su actividad al frente de su propio estudio, cabe destacar su vinculación con el Grupo Pearson y con el Banco Pastor. También formaba parte de la Fundación Arana Aizpurúa.
Entre sus reconocimientos cabe destacar la pertenencia como comendador con placa, otorgada en 2007 por el papa Benedicto XVI, a la orden de Pío IX u orden Piana.